La necesidad de que los sacerdotes sean instrumento de denuncia de las injusticias, la corrupción y los crímenes que hoy día azotan a la sociedad, y no sean vanidosos con ínfulas de poder, fue lo expresado ayer por el presbítero César Nery Villagra, director del Instituto Superior de Teología, durante la homilía pronunciada en la primera misa de la mañana.
Para alcanzar este objetivo –sostuvo Nery Villagra–, los sacerdotes deben ser creíbles y dignos de fe, de manera a poder llevar adelante esta misión, para lo cual también debe tener misericordia, humildad y obediencia.
“El que es embustero y mentiroso, el tramposo, el deshonesto, el que es maniobrero o malintencionado, no debería ser sacerdote. No sería fidedigno y extraviaría al pueblo”, advirtió.
Agregó que “debe caracterizarse, como los sabios de las sagradas escrituras, por el dominio de sí, por la prudencia, por la sabiduría, por la disciplina de la lengua. Como anunciador de la palabra divina no puede banalizar el lenguaje porque el lenguaje es instrumento de comunicación con Dios. Debe educar su vocabulario, evangelizar su lengua. La palabra humana debe subordinarse a la palabra de Dios.
“La palabra puede convertirse en instrumento de violencia, de furor y de ira, de griterío; sobre todo, cuando usamos y abusamos de la palabra y hacemos uso discrecional para atacar a los demás”, señaló.
Puntualizó que “causa tristeza un sacerdote vanidoso y presumido, engreído o altanero, con ínfulas de poder. No son amos ni jefes, decía el papa Benedicto XVI, son pastores, humildes servidores del Reino de Dios. El sacerdocio no es un ascensor. No implica superioridad”.
La homilía del padre Villagra hizo reflexionar a los fieles. La señora Honoria Bedoya destacó que el sacerdote debe estar del lado de la gente.
“Todos los ciudadanos del Paraguay estamos a merced de los corruptos. La ciudadanía está desamparada. Solo la gente que tiene plata y poder puede hacer lo que quiere en nuestro país. A los pobres se les deja de lado y se los pisotea. Que al menos los sacerdotes sean nuestro amparo”.