BOQUERÓN
De acuerdo al ingeniero César Achucarro, asesor de la Gobernación de Boquerón, actualmente casi resulta imposible encontrar tierra fiscal en el Departamento de Boquerón y Alto Paraguay en vista a que todas fueron vendidas. Hace unos pocos años, una hectárea de tierra costaba entre 7 y 8 dólares hasta que llegó a trepar a 500 dólares por hectárea.
El bajo precio ofertado en su momento motivó, según Achucarro, la compra de miles de hectáreas de tierra especialmente por parte de brasileños y uruguayos, ocupando casi todos ellos la zona norte de Mariscal Estigaribia y del Departamento de Alto Paraguay. Mientras que los connacionales se mudan hacia la ribera del Pilcomayo.
En cuanto al desarrollo de las propiedades, refiere que son los brasileños quienes más invierten, puesto que el enfoque principal de los dueños de esas tierras es la producción pecuaria. Mientras que los uruguayos, en su gran mayoría, solo han adquirido con fines especulativos. “Compraron a 8 dólares y lo venden a 400 o 500 dólares”, señaló.
Según Achucarro, muy pocos propietarios extranjeros tienen la motivación de comprar tierras donde hay indicios de algún problema social. Por eso no compran tierras que están en la ribera del Pilcomayo.
En cuanto a las tierras de las comunidades indígenas, en papeles todas están en regla. El problema está en la superposición donde hasta ahora no hay visos de solución a pesar de los reclamos, aseveró.
Hay muchos casos de comunidades indígenas, como los de Loma, en la zona de Infante Rivarola, frontera con Bolivia, de unas 11 mil hectáreas que los guaraní de Santa Teresita reclaman como suyas y que hoy aparece con otro dueño. El caso de Cuayabia, de 25 mil hectáreas, donde los indígenas de esa comunidad reclaman la totalidad y que hasta ahora no hay respuesta. También, Santa Rosa, a unos 180 km de Mcal. Estigarribia.
En su momento esta gente llegó a tener 38 mil hectáreas y que en los papeles aún dice asi. Sin embargo, hoy solo cuentan con 8 mil hectáreas.