El Gobierno chileno también condenó el estudio del cadáver denominado Ata que anteriormente se pensaba que podría ser el cuerpo de un extraterrestre y en realidad era el esqueleto de una niña humana.
Para los chilenos, el análisis del esqueleto es poco ético, por lo que inició una investigación para determinar si hubo un saqueo de tumbas.
El propio Consejo de Monumentos Nacional sospecha que los restos fueron exhumados de manera ilegal en el 2003 y sacados del país de contrabando. El cuerpo había sido encontrado por un hombre cerca de una iglesia abandonada de un pueblo fantasma llamado La Noria.
Llamó la atención por su tamaño y anomalías, un cráneo alargado que termina en punta, unas cuencas oculares gigantescas y sus huesos, que tenían la madurez de los de un niño de 6 años.
Sin embargo los autores del estudio, Garry P. Nolan, inmunólogo de la Universidad de Stanford, y Atul Butte, de la Universidad de California en San Francisco, alegaron al nytimes.com que no estuvieron involucrados, ni supieron cómo se obtuvo el esqueleto, así como tampoco conocen de qué forma se vendió o exportó a España.
Butte agregó que en 15 años el Gobierno no había investigado el caso, hasta inclusive hubo reportajes en la televisión chilena.
El estudio, publicado en la revista Genome Research, determinó que se trataba de una niña chilena, probablemente mortinata y con padecimientos óseos que antes eran desconocidos.
La publicación causó el enojo de algunos investigadores de Chile y la Sociedad Chilena de Antropología Biológica envió una carta donde pedía que el medio se retractara. Para otros, la investigación del ADN en restos humanos antiguos del país andino podría generar información relevante.
Además, la momia terminó en manos de un coleccionista privado sin que se aclare cómo llegó a su colección.