El arzobispo fue ayudado por diáconos y sacerdotes, que entre rezos y cantos iniciaron el ritual antes de entrar al recinto, donde ingresaron junto a la imagen de un Cristo sobre un burro que era portada sobre una plataforma por otros religiosos, como es tradicional.
En el interior les esperaban los fieles que llenaron la Catedral y que también con las palmas en alto aguardaron la bendición para luego asistir a la misa oficiada por el arzobispo.
Algunos de los fieles se surtieron a última hora de las palmas que ofrecían los vendedores en los alrededores de la Catedral, en el centro de Asunción.
Los ramos, trenzados de forma artesanal y adornados con romero, ruda y el color lila de la siempreviva (Ghomprena globosa), ya estaban a la venta durante toda la semana en las calles y los mercados populares de la capital de Paraguay, país de mayoría católica.
El Domingo de Ramos da inicio a las celebraciones por la Semana Santa, que en Paraguay tiene como uno de sus epicentros la ciudad sureña de San Ignacio de Misiones, que cada Viernes Santo acoge a miles de personas atraídas por los retablos elaborados con vegetales por el artista Koki Ruiz.
El escenario de los festejos es el lugar conocido como Tañarandy o “Tierra de los Irreductibles”, uno de los primeros puntos donde los misioneros jesuitas fundaron sus reducciones para evangelizar a los indígenas guaraníes.
Ruiz es conocido por ser el autor del mosaico que presidió una de las misas que ofició el papa Francisco durante su visita a Paraguay en julio de 2015.