28 mar. 2024

“Cartes pertenece directamente al sector beneficiado con el stronismo”

Para el investigador y profesor, el autoritarismo está siempre latente como una amenaza de manos de exponentes de los sectores que han acumulado riqueza durante la dictadura que hoy les permite detentar el poder político, como Cartes.

Analista.  Luis Ortiz  es miembro fundador del Instituto de Ciencias Sociales de Paraguay.

Analista. Luis Ortiz es miembro fundador del Instituto de Ciencias Sociales de Paraguay.

Por Susana Oviedo

soviedo@uhora.com.py

“Me van a disculpar los que no son stronistas. Yo soy stronista porque en la época de Stroessner solamente era paz, trabajo y progreso, y Horacio Cartes, vos seguís la huella que él dejó”, expresó el pasado 21 de setiembre el intendente de Natalio, Ramón Schneider, ante la presencia del mandatario en un acto de inauguración en esa zona de Itapúa. Inspirados en este hecho, buscamos la reflexión del profesor Luis Ortiz, a quien recordamos además las continuas expresiones autoritarias y reivindicativas del dictador Alfredo Stroessner por ciertos legisladores, y los dos intentos frustrados del presidente de la República de designar embajador, primero, a Alfredo Goli Stroessner, nieto del dictador, y luego a Luis González Arias, diplomático que justificaba los abusos del déspota general en los foros internacionales.

–Que un intendente exprese su admiración por Cartes porque sigue el camino de Stroessner o que un senador abogue porque vuelva la dictadura para acabar con el EPP, ¿son solo hechos aislados o síntomas de algo más?

–Hay un sector que moviliza un imaginario colectivo, según el cual, durante el régimen autoritario había bienestar, seguridad y, fundamentalmente, cundía una idea de orden. Para muchos incluso este régimen significó un punto de inflexión en la historia paraguaya en cuanto al progreso técnico, por ejemplo, lo cual es muy discutible. Y como las instituciones de la democracia son débiles, no solamente en lo que respecta al sistema de representación política, hay un malestar generalizado porque los gobernantes y aquellos a los que elegimos no nos representan.

Si agregamos a las instituciones de bienestar, que están para la resolución de las necesidades básicas de la población, cuando estas no funcionan a 27 años de continuo clamor por parte de un gran sector de la población, indudablemente que la población se desencanta con el régimen en su conjunto.

–¿Quiénes son los que promueven ese imaginario de que durante el stronismo todo estaba mejor?

–Sectores muy interesados que en el pasado se han beneficiado con el stronismo, a los que pertenece el presidente de la República.

Horacio Cartes pertenece directamente a ese sector que ha generado su acumulación tanto económica y, posteriormente, gracias a esta, la acumulación política para disfrutar de una posición bastante privilegiada en la sociedad y, al mismo tiempo, poder acceder a un cargo popular, como ha sido su caso, y que efectivamente, intenta en cierta medida, el empleo autoritario del poder público. Algo que siempre está allí como un riesgo.

–¿Entonces?

–Hay ciertamente resabios del autoritarismo, pero este es movilizado sobre todo por un discurso del mismo tenor por un determinado sector interesado que, a sabiendas de que el bienestar económico y la representación política no han sido resueltos durante 27 años de democratización, busca calar en algunos sectores de la sociedad.

–¿Qué tan democratizada es la sociedad paraguaya para exigir que el sistema se traduzca en mejor calidad de vida?

–Hay una sociedad en permanente tensión. Una sociedad que se moviliza, pero al mismo también, en situaciones y en circunstancias en las que las necesidades son muy grandes, coyunturalmente también es parte de redes de clientelas.

Donde podemos observar con mayor fuerza las características de una organización autoritaria es en el Estado, en la administración pública.

Vemos cómo opera la Justicia, el Poder Legislativo... Es demasiado claro que hay todavía una lógica autoritaria, clientelar, patronal.

Ahora bien, dado que el Estado no se convierte en el artífice de la expansión de los derechos sociales, los diversos sectores de la sociedad hoy en día cada vez se están movilizando más justamente por un Estado que se haga cargo de las funciones sociales que les corresponden.

La sociedad interpela a la esfera pública y busca acceder a derechos que el Estado no le concede.

–¿Cuáles serían algunos ejemplos?

–Entre otros sectores, los campesinos están constantemente en pie buscando incidir en el poder público a través de los mecanismos que tienen a disposición para que les concedan sus derechos básicos. Y dado que el poder público vigente tiene carácter autoritario, considera esto como delincuencia. A los campesinos movilizados los criminaliza, los considera alimentadores del EPP.

Ahora bien, no por eso la sociedad ya está democratizada, sino ¿por qué razón sigue habiendo continuidad de determinados partidos, facciones y grupos en el poder público? Porque también gran parte de la sociedad es aquiescente con ellos.

–¿Puede esperarse que para el 2018 prospere alguna candidatura que siga respondiendo a los nostálgicos del stronismo?

–Creo que sí. Es muy factible, porque el tema es que cuando se deja la cancha abierta, el que conoce el juego sigue dominando el partido; en particular, el Partido Colorado. Aunque hoy día, el Partido Liberal comparte la misma lógica de este.

Además, hay un divorcio entre las plataformas electorales y la implementación de los planes de Gobierno. Y ahí, todo indica que va a haber un poco más de lo mismo en los próximos años. Este es un país cuyo crecimiento económico es tan volátil y cuando hay crisis económica, la población que se ve muy resentida en su capacidad adquisitiva, también es mucho más fácil que caiga en la lógica clientelar en el momento de las elecciones.

Aún habiendo buenas propuestas políticas, aquellos sectores que concentran recursos económicos, aprovechan esas coyunturas para poder planear una plataforma electoral que, aunque muy superficial, les permita mantener el control del poder público.

El caso del presidente Cartes ha sido un poco eso. Un descontento con un gobierno bastante problemático también en diferentes aspectos como lo fue el de la Alianza Patriótica para el Cambio, hizo que la gente viera en el mal conocido una posibilidad al menos de que las aguas se apacigüen. Además, mucha gente trabaja en el sector público y mucha más depende de los que trabajan en el sector público.

–¿No es paradójico que un gobierno con actitudes autoritarias se jacte de poner en práctica la transparencia, dar cumplimiento al concurso de oposición para acceder a los cargos públicos, etc?

–La transparencia y el acceso a la información pública en realidad fueron una conquista ciudadana. Organizaciones ciudadanas los fueron impulsando durante muchos años y Cartes vio en ello una oportunidad al inicio de su mandato para poder ganar cierta legitimidad ante un sector que demandaba con justicia una justa reivindicación.

Claro que fue una virtud por parte del gobierno de Cartes el haber apoyado la aprobación de la ley, pero es cierto que eso ha sido resultado de una campaña y movilización ciudadana de larga data.

Por otra parte, el concurso público de oposición, ya en el 2009, con Lilian Soto en la Secretaría de la Función Pública, se promovió su universalización. Con Horacio Cartes es una continuidad de una política pública del gobierno anterior.

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