El estadounidense Bob Dylan, considerado como la voz de una generación por sus influyentes canciones de la década de 1960, fue distinguido ayer con el premio Nobel de Literatura en una sorpresiva decisión que lo convirtió en el único cantante y compositor que recibe el reconocimiento.
También es el primer estadounidense que recibe el Nobel de Literatura desde que lo ganó en 1993 la escritora Toni Morrison.
Bob Dylan, de 75 años, fue premiado por haber “creado nuevos modos de expresión poética dentro de la gran tradición de la música estadounidense”, anunció la secretaria general de la Academia, Sara Danius. El anuncio se recibió con hurras del público en la majestuosa Sala de la bolsa de Estocolmo, aunque dejó un poco sorprendidos a los comentaristas acostumbrados a ver galardonados a los grandes prosistas de nuestro tiempo.
“Bob Dylan escribe una poesía para el oído, que debe ser declamada. Si se piensa en los antiguos griegos, en Safo, en Homero, también escribían poesía para decir, preferentemente acompañada con instrumentos”, dijo Danius.
“Bob Dylan es un gran poeta en la gran tradición de la lengua inglesa desde William Blake en adelante”, agregó la secretaria, resaltando que el cantautor mezcla la música popular del blues del Delta y el folclore de los Apalaches con el simbolismo de Rimbaud.
Perfil. Nacido en 1941 en Duluth (Minnesota) como Robert Allen Zimmerman, el interés de Bob Dylan por la música popular estadounidense –en especial por Woody Guthrie– se despertó en su adolescencia, así como por la generación Beat y los poetas modernistas.
Dos décadas después, cuando ya se había trasladado a Nueva York, comenzó a grabar discos de impacto decisivo en la música popular como Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited o Blonde on Blonde, que tuvieron continuidad en años posteriores con obras como Oh Mercy, Time Out Of Mind o Modern Times.
De trovador folk de los cabarets de Greenwich Village, en Nueva York, en el comienzo de los sesenta, hasta la superestrella condecorada en 2012 por uno de sus fanáticos, el presidente estadounidense Barack Obama, Dylan siguió siempre su propia vía musical, rebelde e imprevisible.
Canciones de su autoría como “Blowin’ in the wind”, “Masters of war”, “A hard rain’s a-gonna fall”, “The times they are a-changin”, “Subterranean homesick blues” y “Like a rolling stone” capturaron un espíritu de rebelión, disenso e independencia.
La Academia sueca señaló además que Dylan toca en sus letras temas como las condiciones sociales, la religión, la política y el amor, y que estas fueron editadas de forma regular en libros; y destacó además su versatilidad, que incluye la pintura y el cine. Autor de un libro experimental, Tarántula (1971), y de una recopilación de escritos y dibujos dos años más tarde, Bob también publicó una autobiografía en 2004, Crónicas.
Detractores. Sin embargo, a través de los años, no todo el mundo ha estado de acuerdo en que Dylan es un poeta de primer orden. El fallecido escritor estadounidense Norman Mailer dijo en una ocasión: “Si Dylan es poeta, yo soy jugador de baloncesto”.
Este año se esperaba que el galardón fuera a autores como el poeta sirio Adonis, el keniano Ngugi Wa Thiong’o, Philip Roth, Joyce Carol Oates o Don De Lillo; y la decisión de la Academia generó un debate en las redes sociales.
“El nombre de Dylan fue citado a menudo estos últimos años, pero siempre se pensó que era en broma”, recuerda Pierre Assouline, escritor francés miembro de la Academia Goncourt. “Me gusta Dylan, pero no tiene obra. La Academia sueca se ridiculiza”, comenta el novelista.
El escritor escocés Irvine Welsh opinó igual en Twitter. Estimó que el premio otorgado a Dylan es una decisión resultante de la “nostalgia desubicada, salida de las próstatas rancias de un grupo de hippies seniles”. AFP EFE y REUTERS