Dos décadas encerrados en sus celdas de lujo, sin mostrar señal alguna de arrepentimiento. Solo algunas posturas sumisas en los juzgados, pero nada de disculpas. Esa es la imagen de Camilo Almada, Lucilo Benítez y Juan Aniceto Martínez.
El 2 y 3 de febrero de 1989 significaba el comienzo de la caída de los considerados temibles del gobierno derrocado de Alfredo Stroessner.
En los cuadros policiales estaban el comandante Francisco Brítez Borges, el temible jefe de Investigaciones Pastor Coronel y sus fieles colaboradores Camilo Almada Morel, alias Sapriza; Lucilo Benítez, alias Kururu Pire, y Juan Aniceto Martínez. Ninguno de estos pidió disculpas por lo que hicieron
Uno de los elementos que pudieron haber ayudado a que estos policías condenados por delitos de lesa humanidad reivindicaran con el silencio sus acciones es que los políticos de ese entonces no sancionaron sus acciones.
De hecho, todos estos con sus acciones de violación de los derechos humanos ayudaron a crear el clima de terror que permitió la consolidación del Partido Colorado en el gobierno.
Posiblemente como un gesto de reconocimiento el Partido Colorado nunca los desafilió de sus filas y los gobernantes colorados tampoco tomaron medidas, pues durante más de 20 años siguieron cobrando sus haberes como policías retirados.
La institución policial a la que pertenecían al no darlos de baja también implícitamente daba un aval a lo que esos policías cometieron en el pasado.
SIN DISCULPAS. Los primeros en ser dados de baja, los comisarios Camilo Almada y Lucilo Benítez, más el subcomisario Martínez, hasta el momento ni siquiera dieron indicios de arrepentimiento o de pedir disculpas.
Incluso en una ocasión, Kururu Pire manifestó en un Juzgado que no está arrepentido por lo que hicieron durante la dictadura.
Juan Martínez intentó obtener en más de una ocasión su libertad condicional, ya que cumplió gran parte de su condena.
Los familiares de víctimas de la dictadura se opusieron a las pretensiones de Martínez, porque nunca pidió disculpas y tampoco contó el sitio donde están enterrados los desaparecidos.
Tampoco existen registros de que alguna vez haya pedido disculpas Camilo Almada Morel.
En la década de los 70 y 80 fueron personas muy temibles. En los 90 y en este siglo, mantienen un perfil bajo, ais-lados en sus celdas y guardando el secreto de muchas cosas que solo ellos saben.
Los tres se encuentran condenados a 25 años de prisión por el secuestro y muerte de Mario Schaerer Prono, ocurridos el 6 de setiembre de 1976, en medio de torturas en Investigaciones.
EL JEFE MÁS TEMIBLE ERA PASTOR CORONEL
Un símbolo de la saña y maldad en filas de la Policía Nacional fue el jefe de Investigaciones, Pastor Coronel.
El jefe policial justamente tenía como cercanos colaboradores a Sapriza, Kururu Pire y Juan Aniceto Martínez.
De ser un simple funcionario del Ministerio de Educación y Cultura, pasó a Investigaciones en 1968.
También tenía a su cargo el Departamento de Identificaciones de la Policía. Prácticamente era amo y señor de las filas policiales.
Supervisó y dirigió personalmente muchas torturas en el Departamento de Investigaciones, hasta que el 3 de febrero de 1989 fue detenido, horas después del golpe.
Desde su detención, nunca más saldría de la cárcel, porque años después sería condenado a 25 años de prisión junto a Almada, Benítez y Martínez, por la muerte de Mario Schaerer Prono.
Postrado en una cama de la Agrupación y en la soledad, falleció enfermo por su obesidad, el 19 de setiembre de 2000.