Tras la dimisión de los ministros de la Corte Suprema de Justicia Óscar Bajac y Alicia Pucheta, el Consejo de la Magistratura ha elaborado dos ternas de candidatos para que de entre sus integrantes puedan ser elegidos los dos nuevos miembros del máximo organismo judicial, tarea que corresponde a los integrantes del Poder Legislativo.
La terna para suceder al ministro Óscar Bajac incluye a Eugenio Jiménez Rolón, Marcos Antonio Kohn Gallardo y Rubén Darío Romero Toledo, mientras que la terna para suceder a la ministra Alicia Pucheta está integrada por Manuel de Jesús Ramírez Candia, Alberto Joaquín Martínez Simón y María Elodia Almirón Prujel.
Aunque se considera que ambas listas contienen buenos perfiles de candidatos para el cargo, lo llamativo es que entre los seis nombres se incluye a una sola mujer, lo cual puede considerarse un grave retroceso en el proceso político democrático igualitario, en momentos en que en la sociedad paraguaya se está debatiendo una ley de paridad, actualmente en estudio y en fase de aprobación en el Parlamento, que plantea una participación más equitativa de las mujeres en la vida pública y en los espacios de poder.
La presencia de mujeres en la Corte Suprema de Justicia ya es de por sí minoritaria. Si además se elige a un hombre en reemplazo de la ministra Alicia Pucheta, quien había renunciado a su cargo para ocupar provisionalmente la Vicepresidencia de la República en los últimos meses del periodo anterior, será un retorno hacia una Corte mucho más dominada por personas del sexo masculino.
El otro punto cuestionado es que las dos ternas de candidatos han sido estratégicamente preparadas por el Consejo de la Magistratura, integradas por personas que provienen de los dos principales partidos políticos, Colorado y Liberal, posibilitando que a la hora de la elección de los nuevos ministros de la Corte se mantenga el sistema de cuoteo político, lo que lleva a privilegiar nuevamente los intereses de las principales fuerzas partidarias por encima de los de la ciudadanía, que reclama una Justicia que sea realmente independiente a los demás poderes.
Aunque la designación de dos nuevos ministros en una Corte Suprema de nueve miembros no implica un cambio sustancial, puede marcar un hecho significativo que los mismos sean designados haciendo primar el interés general sobre el interés de sectores determinados, y que esta vez realmente puedan ser elegidos los mejores para el cargo, por encima del color del partido al cual pertenezcan.
Será una manera de empezar con la necesaria tarea de reformas hacia una Justicia más independiente.