Los niños tirados en la calle revelan el fracaso del Estado

Las imágenes de niños y adolescentes tirados en las calles de Asunción y en varias otras ciudades del país, en un completo estado de abandono, afectados por el consumo de alcohol y estupefacientes, constituye el rostro más triste de un Estado que está fracasando en proteger a su población más vulnerable. Los recortes realizados en los presupuestos de asistencia social, mientras se derrocha dinero en gratificaciones populistas, en campañas políticas y en escandolosos robos al erario público, tienen gran incidencia. Falta voluntad política para ocuparse con mayor eficacia en atender el problema. La sociedad debe exigir mejores respuestas.

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Una serie de fotografías publicadas en la víspera por este diario muestran a niños y adolescentes tendidos en las veredas del centro de Asunción, con visibles muestras de estar drogados o alcoholizados, algunos en estado de casi inanición, mientras las personas pasan a sus lados con actitud indiferente, como si el triste cuadro ya fuera parte del paisaje cotidiano.

Esta situación se repite en varios otros centros urbanos, como San Lorenzo, Lambaré, Fernando de la Mora, Luque, Capiatá, Coronel Oviedo, Ciudad del Este, en algunos casos con mayor o menor intensidad, pero son la evidencia más cruel de que el Estado paraguayo está fracasando en proteger a su población más vulnerable.

Gran parte de los niños y adolescentes que deambulan en estado de abandono son indígenas, muchos de ellos componentes de comunidades que vienen a la ciudad a reclamar asistencia ante la miseria que padecen en el campo, o tras haber sido desalojados de sus tierras ancestrales, y que se pasan semanas o meses viviendo en forma precaria en plazas públicas, en terrenos baldíos o en plena calle, frente al local del Instituto Paraguayo de Indígena (Indi), esperando respuestas.

Los organismos ocupados de asistir al sector ni siquiera tienen registros precisos. Mientras directivos de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) destacaron en el reportaje publicado por Última Hora que “no pasan de 50 niños” los que se encuentran en esta situación de vivir en las calles, los de la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA) aseguran que hay un promedio de 200 deambulando en esas condiciones en la vía pública, y los referentes del Programa de Atención Integral a las Niñas, Niños y Adolescentes que viven en las Calles (Painac) mencionan que tan solo en el sector del Mercado Central de Abasto identificaron a unos 400 menores de edad en situación de riesgo.

Aunque hay funcionarios y promotores sociales trabajando dedicadamente por brindar a atención integral a estos niños y a sus familias, ellos mismos reconocen que el sistema está desbordado ante la magnitud del problema, y que los últimos recortes realizados a los programas sociales en el Presupuesto General de Gastos tiene mucha incidencia. Por ejemplo, los fondos destinados a la SNNA se recortaron en un 13% en los últimos años. Mientras tanto, se sigue derrochando mucho dinero en gratificaciones populistas, en campañas políticas y en escandalosos robos al erario público.

Abandonar a su suerte a los niños y adolescentes más pobres, dejarlos que vivan tirados en las calles, sean cinco, cincuenta, doscientos o cuatrocientos, muestran el fracaso del Estado en este campo.

Falta voluntad política para ocuparse con mayor eficacia en atender el problema. La sociedad debe exigir mejores respuestas.

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