La siesta del funcionario...

Por Susana Oviedo – soviedo@uhora.com.py

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print

El profesor y periodista José Luis Simón, cuando conducía un programa de radio, tenía por costumbre dirigirse a cualquier funcionario que iba a entrevistar con este apelativo: “servidor público”, en lugar de llamarlo ministro, director, consejero, ingeniero o doctor.

Lo hacía con intencionalidad, buscando poner claramente el acento en el verdadero sentido y valor de quienes cumplen una función desde el Estado, para bien de la sociedad, y a cambio de una remuneración que se cubre con recursos públicos.

Recordé esto, el otro día, cuando quedé totalmente desconcertada por la respuesta que me dio un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, ante quien cometí el “grave error” de llamarlo un sábado, a las 14.58, para requerirle confirmación sobre la fecha de una actividad que nos había adelantado se llevaría a cabo en Asunción.

"¡No te voy a decir!”, respondió este, luego de un largo silencio. "¿Pero, por qué?”, le pregunté, pensando que se trataba de una broma.

–¡PORQUE ESTOY DURMIENDO LA SIESTA!–, espetó, fastidiado.

Quedé tan descolocada, que automáticamente le dije: “Disculpe!”, y corté.

Después de sentirme culpable unos minutos, por haberle interrumpido en tan envidiable actividad un sábado, a las 14.58, y provocarle un gran pirevai (malhumor), empezó a darme vueltas en la cabeza lo ocurrido: “En 26 años de periodismo es la primera vez que un funcionario me trata así. Y eso que lo busqué para precisar sobre una actividad organizada por la dependencia a su cargo. Además, el dueño de la información es el público, no él. Entonces, ¿solo de lunes a viernes podemos recurrir a este y otros funcionarios?

“Si así lo entienden ellos, ¿entonces por qué no autorizan a sus subalternos para que estos proporcionen la información, o por qué no la institucionalizan canalizándola a través de la oficina de Prensa o Comunicación, en este caso, de la Cancillería?

"¿Acaso lo que hacemos los periodistas, intentando obtener todos los datos con relación a un tema, para procesarlos e informar a la sociedad con precisión, no es también un servicio público para el que no existen horario ni fin de semana?

“Por otro lado, si el funcionario no quiere que se le moleste un fin de semana, menos aún de siesta, ¿por qué no apaga o pone en silencio el teléfono? En fin, creí que los diplomáticos eran más amables...”.

Esperemos que no suceda nada que requiera que llamemos a este funcionario un sábado, durante su siesta, porque ya sabemos cuál será su respuesta; y roguemos porque el canciller no quiera emularlo.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Más contenido de esta sección