“¡A limpiar las casas!”, se dijo, y algunos se lo tomaron demasiado a pecho... pero... con total inconsciencia, sacaron la basura de sus viviendas para arrojarlas a las ligeras correntadas del arroyo Mburicaó, tras la fuerte tormenta que cayó de vuelta ayer sobre Asunción y parte del área Central.
Asunción es una de las ciudades que mayor alarma genera. Un análisis del Senepa en los 67 barrios de la capital reveló un índice de infestación del 11,87%, un dato que sobrepasa los estándares internacionales fijados en un 1%. Sin embargo, muchos ciudadanos parecen no comprender la magnitud de este flagelo que puede arrastrar numerosas víctimas e incluso utilizan a niños para este “trabajo”.
Los desechos sólidos, los neumáticos usados, las macetas, los bebedores de animales, los tambores de almacenamiento de agua y las piscinas son algunos de los lugares en los que se detecta un mayor número de criaderos del Aedes aegypti, transmisor del virus. Pero también las autoridades sanitarias enfatizan que las basuras acumuladas en los arroyos son propicias para que los vectores se alojen y se multipliquen.
Se hace un llamado a la ciudadanía a tomar las medidas preventivas que sean necesarias para evitar que esta sea una de las epidemias más terribles en el país.