Hay que salvar a las dunas de San Cosme y Damián

Las dunas de San Cosme y Damián, en Itapúa, se han convertido en uno de los sitios turísticos más bellos y visitados del Paraguay, pero lamentablemente están desapareciendo bajo las aguas del río Paraná, en el embalse de la represa Yacyretá, que ya cubrieron el 70 por ciento de la superficie. Los pobladores y las autoridades regionales claman por un plan que permita su recuperación y que evite la extinción de su principal fuente de actividad económica, pero hasta ahora no han recibido ninguna respuesta concreta por parte del Gobierno ni de la Entidad Binacional Yacyretá. Urge defender y preservar este paradisiaco lugar en el Sur.

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Surgieron hace aproximadamente dos décadas, cuando empezó el llenado del embalse de la represa hidroeléctrica de Yacyretá, construida en forma conjunta por Paraguay y Argentina.

El agua fue cubriendo vastas zonas ribereñas, mientras iba formando unas nuevas y deslumbrantes islas de arena blanca en medio del ancho lago formado por el río Paraná, a unos 18 kilómetros del antiguo pueblo jesuítico de San Cosme y Damián, en el Departamento de Itapúa.

Las dunas de arena de San Cosme y Damián, que han sido descritas como una porción del desierto del Sahara en medio de un vasto río-mar, rápidamente atrajeron la atención de muchos turistas. El sugestivo paisaje y las hermosas playas de arena cautivan a los visitantes. Y en las temporadas altas de turismo el sitio recibe hasta a unas 200 personas por día.

El gran atractivo que tiene el lugar permitió además establecer un circuito turístico que incluye visitas a las antiguas construcciones de la Reducción Jesuítica de San Cosme y Damián y al Planetario Buenaventura Suárez, beneficiando con ello a los propietarios de posadas y lugares de alojamiento, a locales gastronómicos y a empresas de transporte fluvial, influyendo positivamente en la actividad económica regional.

Sin embargo, debido al efecto que tienen el viento y las fuertes correntadas sobre las dunas, estas han ido perdiendo gran parte de su extensión geográfica, al punto que hoy solo se conservan unas 4 de las aproximadamente 10 hectáreas que tenían originalmente, y la altura de las montañas de arena, que llegaban a más de 40 metros, hoy apenas tienen unos 15 metros.

Aunque los técnicos de la Entidad Binacional Yacyretá habían señalado que la dunas están condenadas a desaparecer, los pobladores y las autoridades de San Cosme y Damián sostienen que no se debe dejar morir a uno de los destinos turísticos más maravillosos que actualmente tiene el Paraguay, y exigen que el Gobierno y particularmente la EBY asuman un plan de rescate y recuperación que, según estudios, puede consistir en la construcción de muros de hormigón para impedir que la arena siga cayendo al agua, y en el rellenado de arena para recuperar gran parte de lo que ya se ha perdido. Hasta ahora no han recibido ninguna respuesta concreta a estos planteamientos.

El reclamo de los pobladores es más que justo, y podría ser respaldado por toda la ciudadanía. En los años 80, los estados del Paraguay y del Brasil ya cometieron un grave daño ecológico, al hacer desaparecer a los legendarios Saltos del Guairá con el llenado del embalse de la represa de Itaipú. Sería bueno que las dunas de San Cosme y Damián no sufran el mismo lamentable destino. Urge defender y preservar este paradisiaco lugar en el Sur.

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