Esteroides, trampa mortal

Por Arnaldo Alegre

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Es un secreto a voces en el mundillo de los gimnasios locales. Nadie lo admite abiertamente, pero tampoco se desmiente con fervor. En la subcultura de la musculación anida una estructura que comercia impunemente con la vida de las personas, en su mayoría jóvenes, que usan los esteroides anabolizantes como una fórmula mágica para ganar volumen muscular, poniendo en riesgo su salud.

Comúnmente denominados los pichicatas, porque gran parte de ellos se inyectan las sustancias, son legiones que se mueven en muchos gimnasios, cuyos profesores, administradores y dueños toleran, se aprovechan u obtienen pingües ganancias de este vil comercio.

Las víctimas preferidas son jóvenes que desoyendo el sentido común y de forma irresponsable se administran los productos. Estos son alentados por un hato de inescrupulosos que por el infame dinero los envenenan descaradamente.

En teoría, la comercialización y administración de los esteroides anabólicos se rigen por disposiciones claras del Ministerio de Salud y su uso debe ser autorizado exclusivamente por un médico, receta mediante. Además, la norma penal establece sanciones para los que trafican con estas sustancias.

Pero, en la práctica, lo que sucede es que nadie controla, y la venta y el consumo de tan peligrosos productos son totalmente libres. El combate a esta mafia que infecta los gimnasios depende en exclusiva de la responsabilidad y decencia de los profesores o propietarios de los establecimientos.

Los jóvenes están bajo una amenaza terrible que es motorizada por una cultura de lo inmediato, de la obtención de resultados rápidos con el mínimo de esfuerzo. Esta situación esconde también profundos problemas de aceptación de los consumidores que confunden volumen muscular con fuerza, que confunden estado físico sano y pleno con una anormal explosión de vacía musculatura.

Este es un peligro real y los padres deben hablar con sus hijos y no dejarlos a expensas de criminales que en nombre de la ganancia rápida inyectan muerte en sus cuerpos. Hay varias páginas con información sobre la nocividad de los esteroides, una de ellas es drugabuse.gov.

La actividad física es la mejor herramienta para combatir los vicios. Hay en el país gimnasios con profesores responsables que rechazan estos productos. Ellos deberían unirse para erradicar esta plaga que los enloda gratuitamente.

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