El Consejo de la Magistratura y la tentación del juez propio

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Once rondas de votaciones no fueron suficientes aún para que el Consejo de la Magistratura (CM) logre conformar la terna de candidatos para la Corte Suprema de Justicia, para cubrir la vacancia dejada por Antonio Fretes. Mañana prosigue la sesión del organismo, que se empantanó por la falta de consenso de sus miembros.

El Consejo viene desarrollando un trabajo irregular como organismo seleccionador de jueces, criticado unas veces, aplaudido en otras. La presión ciudadana y mediática ha logrado que candidaturas muy cuestionadas no sean electas. Pero, a veces, las órdenes dictadas desde arriba, donde se conjugan intereses políticos, judiciales y económicos, son más fuertes y los consejeros sin autonomía ni integridad asumen sin sonrojarse que son simples peones.

Hoy se vive nuevamente ese momento crítico donde disputan la vieja visión del cuoteo partidario con otra visión que plantea una mayor independencia judicial, donde no desaparecen necesariamente las pertenencias políticas, pero al menos se pretende una mayor soberanía.

VOTACIONES. Por ahora, el juez Gustavo Santander es el único que ha logrado los 6 votos necesarios para integrar la terna. Pero ese consenso no llegó a la hora de completar la terna. Cada consejero tenía candidatos, pero con el correr de las votaciones algunos cambiaron. Lo más notorio fue el ascenso de Rubén Darío Romero, quien empezó con apenas dos votos del oficialismo (diputado Roberto González y Jorge Kronawetter, representante del presidente Mario Abdo). Pero un repentino giro a su favor de la denominada bancada cartista (Jorge Bogarín, Gustavo Miranda y César Ruffinelli), lo convierte en favorito. Quedó a apenas un voto de la terna. Pero tres consejeros se resisten a votarlo: Óscar Paciello, el senador Pedro Santacruz (FG) y el ministro Eugenio Jiménez. Santacruz denunció presiones de los cartistas y nombró a Eduardo González y José Alberto Alderete, quienes supuestamente llaman a presionar a favor de Romero. “Esto pasa por la extradición (de Cartes)”, dijo sin tapujos y acotó que “estamos ante una Operación Cicatriz”, en alusión a la alianza entre Cartes-Marito.

Si se plantea el pedido de extradición de Cartes a EEUU se librará una batalla judicial donde la Corte Suprema jugará un rol clave. Por ello necesitan un “nuevo Fretes”, alguien que cumpla sin ambages las decisiones políticas. En la ANR sostienen que los magistrados colorados de la máxima instancia judicial no tienen sentido de pertenencia al partido y pecan de puritanismo.

Romero es una vieja ficha de la dirigencia colorada, pero hasta hoy no logró llegar a la Corte. Incluso ya formó parte de una terna, pero el Senado eligió a Alberto Martínez Simón (2019). En el 2020 un bochornoso espectáculo lo sacó de carrera: “Pillan a candidatos a la Corte copiando en el examen”, dicen los titulares de la época.

TRES EN LA MIRA. Para que Romero integre la terna solo necesita un voto. ¿Quién de los tres cambiará de posición? Santacruz aseguró ayer que se mantendrá en su posición (votó por Gustavo Auadre y María Teresa González). El ministro Eugenio Jiménez es considerado “un duro” y es improbable que cambie de posición. Su voto fue para Gustavo Ocampos y María Teresa González. La lupa está puesta en el presidente del CM, Óscar Paciello, quien se decantó por María Teresa González y Gustavo Ocampos.

¿Habrá humo blanco hoy? ¿Lograrán Romero y sus padrinos romper el cerco en el CM? Otra que pisa fuerte es la camarista González, con 4 votos. Es la única mujer con posibilidades, aunque existen otras tres con las mismas capacidades o incluso mejores, pero no están en el radar de los consejeros, que desconocen la equidad.

Romero y González terminaron como favoritos el miércoles, pero ninguno puede cantar victoria. Ante el bloqueo mutuo, quizá la solución sea apostar por otras candidaturas.

Superada esta etapa, aún queda otra batalla en el Senado, más compleja aún. Aquí necesitan 23 votos. La ANR, aunque abroquelada aparentemente con Romero, no tiene los votos para imponer y necesitará cooperación opositora. Ya se analizan posiciones y si la terna incluye a Santander y Romero, el primero tendría el apoyo opositor. Pero este es otro capítulo.

Lo cierto es que el Consejo no puede eludir su responsabilidad histórica de enviar una terna de los mejores entre los mejores.

El imperativo ético debe apuntar a una Corte Suprema independiente y alejada de la corrupción. Hay que cortar los nefastos ciclos de los Fretes, los Bajac, los Blanco, y de todos aquellos magistrados que empujaron al Poder Judicial hacia abajo, hasta convertirlo en el peor sistema de justicia del mundo.

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