Los lugares de recreo de la capital egipcia, desde el centro de la ciudad a las riberas del Nilo, se saturan de familias y jóvenes que pasean y que, en algunas ocasiones, generan altercados, por lo que las autoridades han intensificado las medidas de seguridad, así como los medios para hacer frente a posibles emergencias.
Decenas de miles de personas inundan estos días el zoo de Giza, uno de los sitios predilectos para pasar la jornada y uno de los pocos espacios verdes donde las familias pueden organizar un pícnic y los niños jugar al aire libre, entre las jaulas de los inquilinos del parque.
Un joven padre explica a Efe, mientras sujeta en brazos a su hija, que acude cada año con los niños para que puedan jugar y disfrutar y, al mismo tiempo, ver y conocer los distintos animales del zoo, que estos días casi pasan desapercibidos entre la muchedumbre y el ruido que hacen los humanos.
La familia de Sayed procede del populoso y humilde barrio de Imbaba, donde no existen zonas verdes o lugares de recreo, y la mayor parte de sus habitantes no pueden permitirse una escapada a las costas del mar Rojo o del mar Mediterráneo.
Por su parte, Fátima, una joven con la cabeza cubierta con un velo estampado con flores, cuenta a Efe que viene al zoo incluso más de un día durante el Aid al Fitr con todos sus parientes.
“Salimos, cambiamos de aire, jugamos, tomamos fotos, bromeamos entre nosotros y pasamos un buen día juntos”, detalla con alegría.
La joven asegura que no teme el acoso sexual, que en estas fechas se dispara en las calles egipcias, especialmente en los lugares más concurridos y en el centro de El Cairo, donde los adolescentes se “entretienen” molestando a las chicas.
Para limitar el acoso, las ONG locales han organizado campañas de prevención e incluso patrullas de voluntarios. La Policía, por su parte, ha desplegado unidades especiales antiacoso integradas por mujeres entrenadas y armadas para hacer frente a los acosadores.
En total, más de 130.000 policías están presentes en las calles de todo el país estos días festivos, según informa la prensa egipcia, sobre todo en torno a los lugares donde se congregan grandes números de personas, así como en las instalaciones vitales y sedes gubernamentales, para evitar cualquier tipo de altercado o eventuales ataques.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad está en alerta, con casi 3.000 ambulancias, 10 lanchas y 2 helicópteros listos para intervenir en caso de que ocurra algún accidente, como el que inauguró este Aid al Fitr la madrugada del miércoles, cuando cuatro turistas de Pakistán fallecieron ahogados al hundirse su barco en el Nilo.
Otra de las tradiciones favoritas de los cairotas es pasearse en barcas fluviales, sobre todo en las horas nocturnas, cuando deja de quemar el sol justiciero. Entonces, el Nilo se llena de embarcaciones de distintos tamaños que, con música y luces de colores, animan las noches fluviales cairotas.
Los egipcios más adinerados escapan del calor y las aglomeraciones viajando a las principales localidades costeras del país, sobre todo en esta ocasión, en la que el Aid al Fitr coincide con el final del curso escolar y el comienzo del verano.
Según cifras ofrecidas por medios egipcios, la ocupación hotelera alcanza el cien por cien en Alejandría y la costa mediterránea del noroeste de Egipto, así como en la localidad de Hurgada, en el mar Rojo a unos 400 kilómetros al sur de El Cairo.
Las autoridades han habilitado 23 playas públicas de acceso gratuito en Alejandría, pero en casi todos los casos los bañistas tienen que pagar una entrada a la playa o estar alojados en un establecimiento que disponga de acceso al mar.
Un público más acomodado elige la localidad de Sharm el Sheij, en la península del Sinaí, que registra esta semana una ocupación del 80 por ciento, según el periódico Al Watan.
Gracias a la festividad del Aid al Fitr y de unos precios competitivos, el sector del turismo espera hacer su agosto estos días y, de alguna forma, paliar la ausencia de los turistas rusos, en primer lugar, y occidentales, cuya presencia ha caído drásticamente en los últimos meses.
El presidente de la Federación Egipcia de Turismo, Elhamy Elzayat, asegura a Efe que la tasa de ocupación supera el 60 por ciento en el mar Rojo y alcanza el 100 por cien en el Mediterráneo, pero esto es “sólo una gota de agua en el océano”.
“Estas tasas no se van a mantener a lo largo del verano porque los egipcios van a las playas sólo en ocasión del Aid al Fitr, mientras que el número de extranjeros sigue siendo muy reducido”, detalla.