19 abr. 2024

Globalización versus diversidad cultural

Sergio Cáceres Mercado – caceres.sergio@gmail.com

caceres, sergio

La diversidad cultural se va perdiendo frente a la globalización. Una vez más esta sentencia salió a flote y fue noticia internacional. La experta en Patrimonio Cultural Inmaterial, la peruana Silvia Rosa Martínez, lo afirmó este fin de semana desde Costa Rica. “Todas las expresiones culturales están amenazadas en el futuro por la globalización. La homogeneización de la cultura por las distintas tecnologías va a hacer que algunas prácticas se pierdan con el tiempo”, indicó.

No es la primera vez que se nos advierte sobre los peligros que la globalización acarrea sobre el patrimonio cultural. Este fenómeno tiene por característica principal la uniformización de las prácticas y el pensamiento. Si el ser humano veía a los otros como similares en algunos aspectos morfológicos y pocas coincidencias culturales, ahora cada vez más nos reconocemos consumiendo lo mismo y valorando iguales cosas. Pero, ¿no debería esta uniformidad ser motivo de alegría para todos? ¿Acaso no hemos buscado por siglos que seamos iguales y dejemos atrás nuestras diferencias?

Lo que Martínez apunta como lamento es que tal uniformidad es en realidad la propuesta de un mercado de consumo masivo que se propala cada vez más aceleradamente y va terminando con la riqueza de miradas que el mundo es desde hace milenios. Desde los tiempos de la Ilustración se han difundido ideas de hermandad entre los hombres, pero la globalización que nos toca vivir no tiene nada que ver con aquellas ideas de cuño kantiano, al menos a primera vista.

También los hay aquellos que acusarían a Martínez de exagerada, de que tal globalización no hace tal cosa. Uno de ellos es otro peruano, Mario Vargas Llosa; alguna vez el Nobel de Literatura se explayó al respecto, argumentando que la globalización no es contraria a la pluralidad cultural sino que su más firme aliada. Vargas veía una especie de fuerza local en todas las culturas que se alimentaria de lo que la globalización le proveyese, pero le daría un acento propio, conservándose así lo propio en detrimento de lo mismo.

“En todas las ferias venden lo mismo, los chicos consumen lo mismo, eso genera que se empiece a perder eso que nos identificaba, eso que nos hacía diferentes, y nos vamos pareciendo mucho más, por lo que también vamos perdiendo el valor y el respeto a la diferencia, a la diversidad cultural”, dijo Martínez. Ella no ve lo que su compatriota Vargas Llosa veía. ¿Quién tiene la razón? Solo el tiempo lo dirá.

Sin embargo, más allá de esta dialéctica de globalización versus diversidad cultural, se impone otra cuestión que también es atendible: ¿Por qué queremos conservar la diversidad cultural? La vida será mucho más aburrida sin duda, ¿o no? Creo que en responder a esta pregunta esta una clave antropológica que dirá mucho de nosotros.

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