19 abr. 2024

Chiquitunga rechazaba el color rojo y hasta inventó su propio himno liberal

La beata electa, además de alegre y traviesa, “era de armas tomar”, asegura una de sus hermanas y recuerda que luchaba contra la injusticia. Tuvo militancia gremial en sus días de formación docente.

Identidad.  La carmelita paraguaya no solo seguía su profesión de fe, sino que cuando le tocó  dio muestras de un activismo gremial y una convicción política democrática.

Identidad. La carmelita paraguaya no solo seguía su profesión de fe, sino que cuando le tocó dio muestras de un activismo gremial y una convicción política democrática.

Poco o nada se sabe de la faceta gremial y las convicciones políticas de la carmelita María Felicia Guggiari Echeverría, Chiquitunga, quien hace poco fue elegida por el papa Francisco como beata.

Con el mismo tesón y alegría con que se entregó al servicio de Dios, volcó en una etapa de su vida todas sus energías a oponer resistencia contra lo que se le presentaba injusto.

Fue una ciudadana comprometida, de espíritu marcadamente democrático y eso queda en evidencia en la letra que compuso en honor al Partido Liberal, nucleación al que su padre estaba afiliado y al que guardaba especial simpatía.

“Hizo la letra de la marcha liberal que no se conoce y es hermosa”, valora su hermana Magalí Guggiari Echeverría.

Chiquitunga modificó la letra de Policarpo Artaza. Antes que hablar de morir por la patria, habla de extender la mano al adversario, al colorado republicano (ver imágenes).

callejera. A Chiquitunga la llamaban la “laica callejera”, rememora. Se pasaba –dice– recorriendo la ciudad, sea a pie o en bicicleta.

Su primera participación en una acción colectiva no vinculada a lo religioso, fue en ocasión de una huelga en la Escuela Normal de Profesores de Villarrica. Allí, ella seguía la carrera de docente y no tardó en dar muestras de un activismo gremial sin dobleces.

“Fue cuando querían implementar unas reformas y ellas se oponían tenazmente”, cuenta Magalí al mencionar que la directora de la institución, Antonia Boggino, fue reemplazada por otra de Asunción a la que también rechazaban en ese momento.

Chiquitunga estaba en el 4º curso y quería ser maestra.

“Y el día en que se presenta la nueva directora, salen todas a la calle. Y con el himno de las normalistas hizo otra canción”, señala sobre que también compuso la marcha de la protesta tomando prestado el “himno de las normalistas”.

Intrépida. Magalí describe otra situación poco comentada de su hermana. Durante la mencionada protesta, llegaron los policías para suspender la marcha y un uniformado quiso arrebatarle la bandera paraguaya a una de las chicas.

“Chiquitunga pegó un salto y se prendió de la bandera y le dejó con el mástil al policía. Era de armas tomar”, suscribe y parafrasea lo que pudo haber dicho: “Esto no van a tocar”.

Finalmente, lograron detener la reforma y que se le reincorpore a Boggino en su cargo. “Villarrica se levantó en aquella ocasión. Todas salieron a las calles en manifestación”, relata.

Chiquitunga –asevera Magalí– era muy conocida ya por entonces y “muy querida” por la gente de la ciudad.

Marcada. Si algo había que no le gustara a Chiquitunga, eso era el rojo; rechazaba tanto como la injusticia.

Su padre Ramón Guggiari, afiliado al Partido Liberal, había caído preso sin motivos en el 47, pues no se dedicaba al activismo político. Y eso la marcó hasta en sus preferencias de color.

“Odiaba la injusticia. Mi papá y mi hermano fueron deportados a la Argentina en la época de la Revolución del 47. Y ella se iba a la Policía. Cuando estaban presos acá todavía, ella se iba y atropellaba la comisaría; hablaba con el jefe policial porque quería ver a su papá, hasta que conseguía cosa que nadie podía. Aunque sea le daba un abrazo a papá y después volvía a salir”, comenta Magalí.

De hecho que en sus habituales trenzas usaba solo cintas de color blanco o celeste.

“Probablemente asociaba con el Partido Colorado, como a papá le hicieron tanto daño; nosotros suponemos que sea por eso”, manifiesta.

Como ella acostumbraba ocultar las cosas de sus hermanas cuando eran niñas, Magalí cuenta socarronamente que le lanza amenazas a una imagen de la carmelita con ponerle un lienzo rojo si no encuentra sus antojos.

“Qué pa hizo tía Chiquitunga otra vez”, le pregunta su hijo al volver del trabajo. “Y por qué”, le digo yo, “porque tiene el lienzo rojo pegado en la trenza”, se ríe.

Himno del Partido Liberal de Chiquitunga
Ya ha clareado el nuevo día,
el nuevo día de libertad.
Estén alertas los liberales,
despierten ya.

Formen las filas de la vanguardia
las juventudes del Paraguay;
en retaguardia, los de experiencia,
a luchar.

Al obrero, proteger;
tierra dar al agricultor.
Y dar a vuestra niñez
educación integral.

Y por fin el mundo da,
de tu suelo al florecer
inspirado en tu ideal
y en tu enseña tricolor.

Pasar la mano a vuestro adversario,
a vuestro adversario tradicional:
Al colorado republicano
y saludar.

Al campesino sobre el arado
y al obrero y saludar.
Que tu saludo alcance
a todo el Paraguay.


Himno de las normalistas
Juventud normalista proclama
ante quienes quieran escuchar
el plantel de maestros que tiene
sin motivo le quieren sacar.

Implementando por fuerza de ley
quieren hoy transformarle su plan
instalando un plan nuevo de estudio
que no tiene delante ni atrás.
Imposible aceptar ese estudio
que equivale a dejar de dictar
la cultura de esta nuestra patria
y con ella, la de nuestro Guairá.

Impedirlo debemos con fuerza
Y llegar hasta ella conseguir:
o su tumba que quieren implantarlo
o abrazarnos contra el trampolín.