En homenaje a las víctimas de aquel trágico episodio, durante el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de 1981 se propuso reconocer al 25 de noviembre como el día contra la violencia hacia las mujeres. En el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró oficialmente el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En el Paraguay, en los años 80, durante la dictadura del general Alfredo Stroessner, se creó el Colectivo de Mujeres 25 de Noviembre, realizando actos en esta fecha, denunciando los abusos contra las mujeres y exigiendo el respeto a sus derechos. Cada año, más organizaciones y personas se han ido sumando a movilizaciones cada vez más multitudinarias.
Este año, el contexto de la pandemia del Covid-19 no impedirá que se realicen actos y marchas en Asunción y varias ciudades del país, aun asumiendo los cuidados que exige el protocolo sanitario. “Nuestras voces no están en cuarentena ¡Pehendu!”, es la principal consigna que han elegido para este año.
La situación de cuarentena, lejos de disminuir, agravó aún más la exposición de muchas mujeres ante situaciones de violencia y desigualdad. “Este año, por el contexto del Covid-19 en el que nos encontramos, se han vulnerado aún más nuestros derechos, sin poner en práctica políticas públicas que respondan a la situación de mayor violencia a la que nos exponen con las restricciones sanitarias establecidas por la pandemia”, destaca un informe de las organizaciones.
Desde enero a lo que va de noviembre se produjeron 30 casos de feminicidio, según datos estadísticos del Observatorio para los seguimientos sobre Violencia hacia las Mujeres del Ministerio de la Mujer.
La Ley Nº 5777, de Protección Integral a las Mujeres contra Toda Forma de Violencia, ha endurecido las penas para los casos tipificados como feminicidio (cuando una mujer es asesinada por su pareja, ex pareja o con quien haya mantenido una relación de noviazgo o afectividad o afectividad en cualquier tiempo), pero eso no es suficiente para reducir los casos.
La secular cultura de machismo y violencia sigue profundamente enraizada en un gran sector de la población.
Son varios los penosos episodios que se han registrado este año de niñas, adolescentes y mujeres adultas asesinadas, desaparecidas, golpeadas, humilladas.
La mejor manera de sumar esfuerzos desde el conjunto de la sociedad es trabajar juntos, desde la educación y la conciencia, como desde el reclamo a una actuación más efectiva del sistema de Justicia, para que el clamor “ni una menos” se haga realmente efectivo.