Solo un primer paso

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Desde la época de las cavernas hasta 1889 el ser humano vivió sin ningún tipo de protección ante la enfermedad, la invalidez y la vejez. Ese año el canciller alemán Otto von Bismark creó el primer sistema de protección social para atender la salud y para otorgar pensiones a las personas de la tercera edad, que luego fue replicado en casi todos los países del mundo.

El principio básico para financiarlo es la solidaridad generacional, es decir las personas jóvenes y activas –que hoy trabajan– aportan para pagar las pensiones de las personas mayores que ya no trabajan.

Este esquema de financiamiento funciona en poblaciones jóvenes como la de América Latina donde 11,2 jubilados son financiados por 100 trabajadores, pero es inviable en la medida que la población envejece y se reduce la tasa de natalidad.

En Europa la situación hizo crisis ante la imposibilidad de que 42 personas mayores sean financiadas por 100 trabajadores activos, originando un enorme déficit que los Estados tuvieron que cubrir con impuestos.

En el Paraguay nuestro sistema de seguridad social comenzó con la creación del IPS en 1943, luego los bancarios crearon su propia Caja de Jubilaciones con más beneficios en 1951, los empleados de la ANDE en 1968 y así sucesivamente.

El sistema de pensiones del Paraguay es pésimo, altamente fragmentado, no integrado y en muchos aspectos corrupto. Es pésimo porque según el Ministerio de Trabajo solamente el 23% de las personas que deberían estar cubiertas aportan a algún sistema de jubilación; el 77% restante vive a la “intemperie” sin ninguna cobertura en caso de enfermedad y de vejez.

Es fragmentado porque existen 8 cajas jubilatorias diferentes, donde la más importante es IPS para los empleados privados, pero está la Caja Fiscal para los empleados públicos, la Caja Bancaria para los empleados bancarios, la Caja de la ANDE para sus empleados, la Caja de Itaipú para los suyos y tres cajas menores como la del Personal Municipal, la de los Ferroviarios e increíblemente la del Poder Legislativo.

Es un sistema no integrado, porque, por ejemplo: cuando un empleado público que aporta a la Caja Fiscal pasa a trabajar a un banco no puede llevar su aporte a la Caja Bancaria ni de ahí al IPS o a la Caja de Itaipú, creando una enorme barrera para la movilidad laboral.

El sistema es altamente corrupto porque se encuentra cooptado y controlado por los mismos beneficiarios, especialmente los sindicatos de trabajadores en casi todas las cajas y también por algunos gremios empresariales en el caso del IPS.

Todos conocemos los grandes escándalos y estafas en las diferentes cajas de jubilaciones. La Caja de Itaipú hizo una colocación en el exterior en bonos especulativos que dieron una pérdida de más de 120 millones de dólares, la Caja Bancaria se encontraba en quiebra y fue rescatada por el Estado gracias a aportes de más de 17 millones de dólares y los escándalos en el IPS son tema de todos los días.

Sin duda este sistema de seguridad social que hoy tenemos no funciona y debe ser cambiado TOTALMENTE, permitiendo que llegue a todos los paraguayos y no solamente al 23%, permitiendo que esté integrado y haga posible la movilidad laboral del trabajador y por último que sea controlado para evitar fraudes y estafas.

La propuesta del Gobierno de crear una superintendencia de pensiones que regule y supervise a estas cajas es solo el primer paso, yo diría el…primer pasito, para primero conocer la realidad de las mismas y luego trabajar en una reforma TOTAL de ellas.

Para dar este primer pasito, se oponen los beneficiados de la anarquía actual, los sindicatos de trabajadores e increíblemente algunos gremios empresariales.

Lamentablemente, tanto estos gremios empresariales como los sindicales solo están viendo su interés sectorial o personal y no visualizan la importancia de un sistema jubilatorio amplio, sano e integrado, tanto para la paz social como para generar recursos de largo plazo, ambos imprescindibles para el desarrollo de nuestro país.

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