Se requiere mayor esfuerzo interno para el desarrollo

El escenario económico en el que se desenvuelve Paraguay enfrenta incertidumbres en el largo plazo. La ralentización de nuestra economía y del ritmo de los avances logrados en los últimos años, el desempeño económico y político de los grandes países vecinos y el movimiento de variables claves, como la cotización del dólar y del petróleo, deben ponerse en perspectiva de largo plazo. Paraguay pudo mantener una estabilidad macroeconómica en un escenario interno y externo muy favorecedor, situación que está cambiando más rápidamente de lo que nuestras políticas pueden reaccionar.

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Durante muchos años el país se benefició de precios internacionales altos, crecimiento económico de los países vecinos y niveles relativamente elevados de previsibilidad económica. Sin embargo, esto está cambiando rápidamente con la emergencia de nuevos liderazgos políticos con fuertes implicancias en el plano de las ideas económicas.

La economía paraguaya es relativamente pequeña en comparación con la de los países vecinos, muy abierta, poco diversificada y altamente dependiente de factores externos y climáticos que no es posible manejar con intervenciones estatales. A las restricciones anteriores se agregan actualmente el alto nivel de endeudamiento y sus consecuencias en el pago de los servicios de la misma –intereses, comisiones–, lo cual resta recursos para otras acciones públicas. De hecho, el pago de servicios se encuentra en aumento y en el próximo periodo de gobierno deberán honrarse fuertes montos en concepto de amortizaciones, en su mayor parte derivados del endeudamiento por bonos.

Resulta preocupante que en este contexto de incertidumbre y ralentización económica, junto con un presupuesto deficitario, no se esté considerando la forma en que se honrarán estos compromisos sin que eso signifique el sacrificio de los pocos recursos actualmente invertidos en áreas claves para la economía en el largo plazo, como la educación.

Hay que tener en cuenta, además, que Paraguay enfrenta problemas estructurales para un crecimiento sostenido. Los persistentes niveles de pobreza y el alto grado de desigualdad económica ponen freno a la capacidad productiva del país. El Paraguay necesita mantener un ritmo de crecimiento sostenido en el tiempo y que permita mejorar las condiciones de vida, generar los recursos para el pago de los compromisos y garantizar el equilibrio fiscal.

Por un lado, no podemos permitirnos retroceder en los avances sociales y macroeconómicos de la última década y, por otro, debemos aspirar a dar los pasos hacia el desarrollo, cerrando las brechas con respecto a los países más desarrollados de América Latina.

Muchos países han logrado cambios sustanciales en tres o cuatro décadas partiendo de condiciones similares a las nuestras. Esto implicó una visión de largo plazo, objetivos claros, políticas rigurosamente diseñadas a partir de evidencia empírica y, fundamentalmente, el consenso social y político cimentado en una fuerte institucionalidad y apego a las normas.

En definitiva, lograr mantener un crecimiento a largo plazo y dar pasos hacia el desarrollo en un escenario internacional que posiblemente significará altos niveles de incertidumbre necesitarán mayores niveles de claridad y esfuerzo interno. El liderazgo de las autoridades económicas será central en este ámbito. Ojalá sepan comprender la envergadura de su responsabilidad.

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