Peleas internas en los partidos causan daños a la democracia

Las crisis y las peleas internas que ocurren entre dirigentes y militantes de los principales partidos políticos no solo afectan al funcionamiento de instituciones claves como el Parlamento, sino que además ocasionan graves daños al sistema democrático. Al renunciar a su rol de formar líderes políticos de calidad y velar por una responsabilidad ética de los mismos en el ejercicio del poder, solo se profundiza el desencanto de la ciudadanía con respecto a los partidos y se siguen abriendo puertas para el ingreso de los llamados outsiders, personas que ingresan de manera improvisada a la arena política y suplen los roles que deberían ejercer los políticos profesionales. Es una situación que debe ser corregida.

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En las últimas semanas ocurrieron varios episodios que revelan el grado de enfrentamiento que existe entre los integrantes del movimiento político interno Añetete del Partido Colorado, que durante la campaña electoral fue dirigido por el actual presidente de la República, Mario Abdo Benítez, y el movimiento Honor Colorado, que sigue dirigiendo el ex presidente Horacio Cartes.

La cada vez más abierta pelea entre Cartes y Abdo, que también envuelve a sus respectivos seguidores que ocupan cargos y funciones en varios organismos del Estado, tiene el efecto de paralizar no solamente al partido oficialista, sino también a importantes instituciones, como el Congreso Nacional, donde en numerosas ocasiones se han suspendido o levantado sesiones de diputados o senadores para no tratar determinados proyectos de leyes o adoptar decisiones que afecten a uno u otro bando político. La consecuencia es que resoluciones que son esperadas por distintos sectores de la ciudadanía quedan irremediablemente postergadas o congeladas ante el conflicto partidario.

Ayer, el propio presidente de la República evidenció aun más esta pelea política, cuando ordenó crear una comisión interinstitucional para hacer una auditoría interna de Petróleos Paraguayos (Petropar) durante su gestión y la de Horacio Cartes. “Tengo que decir –por más que suene reiterativo– que cuando los ataques son de los medios de Cartes nosotros tenemos desconfianza, porque me atacó a mí durante toda la campaña y hoy soy presidente. Cuando Cartes te ataca a lo mejor ha de ser que vas por el camino correcto”, sostuvo Abdo Benítez, personalizando su malestar en su ex adversario y también ex aliado político.

Similar situación ocurre en la otra centenaria organización partidaria, que sigue siendo la principal fuerza de oposición, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), donde hay un ya antiguo y reiterado enfrentamiento entre el sector del actual presidente de la fuerza política, Efraín Alegre, y el sector opositor liderado por Blas Llano, que en diversos momentos fue aliado del cartismo colorado. La división interna hace que protejan con la impunidad a los legisladores de sus respectivos sectores, procesados por hechos de corrupción.

Las crisis y las peleas internas que ocurren entre dirigentes y militantes de los principales partidos políticos no solo afectan al funcionamiento de instituciones claves como el Parlamento, sino que además ocasionan graves daños al sistema democrático. Al renunciar a su rol de formar a líderes políticos de calidad y velar por una responsabilidad ética de los mismos en el ejercicio del poder, solo se logra profundizar aun más el desencanto de la ciudadanía con respecto a los partidos y se siguen abriendo puertas para el ingreso de los llamados outsiders, personas que ingresan de manera improvisada a la arena política y que suplen los roles que deberían ejercer los políticos profesionales.

Es una irregular situación que debe ser corregida, de cara a fortalecer al sistema democrático.

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