¡No, y sí pues!

Estas últimas semanas hemos ido de sorpresa en sorpresa en el escenario internacional. Tanto en el plebiscito por la permanencia o no del Reino Unido en la UE, conocido como el brexit, como en el plebiscito por la paz en Colombia y las elecciones presidenciales de EEUU, los resultados sorprendieron a muchos por no coincidir con lo que vaticinaban las encuestas, y en cierta forma con un pensamiento lógico: ¿Salir de la Unión Europea cuando tantos quieren entrar, decirle no a la paz, elegir un presidente vulgar?

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Por Patricia Dos Santos

Y como se dice ahora el tema fue “trending topic”, el tópico más mencionado en las muchas y muy variadas conversaciones, noticias, reportajes, mails, chats y memes. Tanto ir y venir de opiniones me trajo a la mente una frase del acervo familiar: “No, y sí pues”.

Con esa contradictoria frase se expresaba un antiguo jardinero en nuestra casa siempre que le pidieran hacer algo de manera distinta a como estaba acostumbrado. No importaba lo mucho que mi mamá se esmerara en darle toda clase de explicaciones científicas para justificar su pedido, él escuchaba atento y respetuosamente, y luego respondía con un impetuoso: “¡No, y sí pues!”. Como aceptando lo que se le decía, pero no tanto, porque en el fondo él tenía su creencia y seguiría haciéndolo a su manera.

Desde ese entonces en nuestra familia usamos esa frase cuando nos encontramos ante situaciones en las que algo es cierto, pero no tanto, porque puede verse diferente desde otra perspectiva. Y aunque esto les suene confuso, es como mejor logré explicarme lo que impulsó a la gente a elegir así.

No todo lo que propone me gusta. Pero en estos días para mí, queda en evidencia más que nunca que las lecciones de liderazgo aprendidas por la política son lecciones universales, útiles para las empresas también, pero igual prefiero esto, parecieron decirnos los americanos y eligieron a Trump. Quiero, pero no de esta manera, dijeron los colombianos, y le dijeron no a una paz a cualquier precio. Quiero volver a sentir que decido sobre lo que me afecta, dijeron los ingleses, y eligieron salir de una unión aparentemente muy conveniente.

No, y sí pues.

Creemos que la política y el mundo de las empresas no se parecen y que lo que ocurre en uno de esos mundos no se aplica o no sucede en el otro y viceversa. Pero en estos días para mí, queda en evidencia más que nunca que las lecciones de liderazgo aprendidas por la política son lecciones universales, útiles para las empresas también.

Porque si bien, a la hora de decidir qué producto o servicio comprar y/o dónde trabajar la gente no vota, elige, y no siempre como queremos o esperamos, y dejan pasar nuestros productos, servicios, y/o puestos de trabajo cuando entienden que no les convienen, por más lógicos y válidos que sean los argumentos con los que los presentemos.

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