Martes 13 de terror y para el olvido en La Nueva Olla. Cerro Porteño cedió en la ida de los octavos de final ante Fluminense por 0-2 e hipotecó gran parte de sus chances en la Copa Libertadores.
Con todos los condimentos en contra para una fatídica presentación, desde un erróneo planteamiento inicial, hasta fatales errores arbitrales, desembocaron en otra decepción en el Barrio.
En el balance del juego, Cerro no supo cómo asumir el rol protagónico de local y terminó de rodillas ante un rival que hizo poco, pero que fue efectivo al momento de buscar en ofensiva.
El Azulgrana no tuvo el control y permitió crecer al Flu, que las veces que recuperó fue vertical y con determinación supo saltar líneas para golpear la zona defensiva del Ciclón, que en los primeros 30 minutos se dedicó a correr detrás del equipo que tuvo el control.
Párrafo aparte para la desastrosa labor del equipo arbitral liderado por el argentino Facundo Tello, y el VAR con el chileno Deishler, que marcaron el rumbo del juego al anular el gol de Boselli sobre el final del primer tiempo, cuando el local empezó a crecer.
En la complementaria, con un mismo repertorio, Fluminense encontró efectividad y no necesitó mover demasiado su estructura de ataque, teniendo a un experimentado Nene (39 años) como pilar fundamental para las incursiones en campo rival.
Y a esa tibia propuesta, el elenco de Barrio Obrero sumó falta de reacción y de convicción, ya que nunca tuvo la sorpresa para generar algo más que salidas desde el fondo con un control estéril.
El entrenador Francisco Arce tardó en variar, apegado a su libreto de juego frontal y por el medio, chocando ante una discreta, pero efectiva zaga central. Solo por derecha tuvo cierta fluidez el juego azulgrana, pero careció de precisión.
Cerro tendrá una semana y el debut en el Clausura (el viernes ante Luqueño), para recomponer ideas y planificar la heroica en Brasil.
La figura
Nene Aportó experiencia y jerarquía. Con su ritmo fue capaz de generar espacios que fueron bien aprovechados por el Flu.