“No existe posibilidad jurídica ni ánimo en la Santa Sede de removerme de aquí”, afirmó tras la reunión que mantuvo con el cardenal Santos Abril y Castelló, emisario del Papa.
Dijo que Abril y Castelló le pidió un informe completo de las actividades de la diócesis. “Fue una conversación muy cordial y fructífera porque esto llegará al Papa y podrá él conocer la situación no solo de mi Diócesis sino del país en general”, comentó el obispo a Telefuturo.
Sostuvo que solo Dios puede sacarlo de la administración eclesiástica de Ciudad del Este y que incluso habló con Abril y Castelló de proyectos a futuro.
“Yo me muero y voy”, resaltó al tiempo de minimizar las denuncias de malversación que realiza el grupo de laicos que asegura buscan sacarlo de la Diócesis desde hace 10 años.
Explicó que la Diócesis recibió 300 mil dólares de Itaipú en la época de Víctor Bernal y que estuvieron sujetos a una auditoría, pero por parte de la misma binacional. “Javier Miranda (laico) presentó una denuncia ante la fiscalía y ganamos en tres instancias, o sea ese donativo fue aplicado correctamente”.
Sobre los cuestionamientos a la ordenación de sacerdotes en corto tiempo, Mons. Livieres explicó que esto respondió a una medida provisoria y excepcional que se ajusta al Código de Derecho Canónico. Expresó que la Diócesis necesitaba urgentemente más de 20 sacerdotes y como obispo él redujo la formación de los seminaristas a cuatro años y pasar luego bajo la tutoría de un sacerdote para proseguir en sus estudios.
“Hice eso en la primera ordenación y la segunda, porque hacía falta sacerdotes ya que a muchos lo saqué”, dijo.
Al ser consultado si pensó en dar un paso al costado, Mons. Livieres expresó que nunca le pasó eso por la mente pese a las trabas que le pusieron para realizar su trabajo en el Este.