Legalidad, salud, educación, seguridad

Ricardo Rodríguez Silvero

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Konrad Adenauer decía: "¡Tanto Estado como sea necesario y tanto mercado como sea posible!”. Hacía referencia a que el sector público debe tener su mínima expresión y a que el mercado debe prevalecer. No obstante, como este por sí solo no provee bienes y servicios para satisfacer necesidades humanas imprescindibles, hay que recurrir al sector público, pero manteniéndolo lo más chico posible, porque tiende a sobredimensionarse y corromperse en su intento por proveerlos. Esos objetivos del título, propios del desarrollo sostenible, son atribuciones de un Estado transparente, eficiente y controlado.

MERCADO IMPRESCINDIBLE. Fanáticos del mercado argumentarán que tales adjetivos son una contradicción con el sector público. Pero está demostrado, con mayor frecuencia en los últimos siglos, que legalidad, salud, educación y seguridad no pueden ser abastecidas espontáneamente por fuerzas del mercado. Cuando estas predominan y la administración pública es débil y venal, prevalecerán informalidad, enfermedades, ignorancia e inseguridad.

Nuestro país falla en la satisfacción plena de estas necesidades: Cumplir y hacer cumplir las normas vigentes, así como atención y seguros médicos, acceso a educación general y técnica, juntos con la necesidad de sentirse y estar seguros en el camino hacia la prosperidad compartida.

ILEGALIDAD. El grado de informalidad (clandestinidad, delitos económicos y criminalidad) en nuestro país es mayúsculo y se encuentra tan expandido como descontrolado. Clandestinidad es la no registración, en los registros públicos, de las actividades de personas físicas y jurídicas. Aquí tienen vigencia aún estilos de vida y de producción al margen de la legalidad, deformados por sistemas híbridos de mercantilismo trunco, capitalismo salvaje y estatismo incompetente. Delitos económicos de gran envergadura siguen en auge, como evasión tributaria, contrabando y lavado de dinero. La presencia, en municipios y gobernaciones, de individuos vinculados a mafias y narcotráfico, es síntoma de degeneración precoz. Corremos peligro de repetir lo de Colombia, en décadas pasadas, y de México, en las presentes.

SALUD DESATENDIDA. La atención de las enfermedades y los seguros médicos siguen siendo deficitarios. La menor parte de la población tiene acceso a profesionales de la salud y a seguros sociales. Los porcentajes de cobertura se encuentran en torno al 20% y aún así sufre con la escasez de médicos, enfermeras y personal de apoyo, así como de medicamentos a precios asequibles.

IGNORANCIA. La educación sigue siendo una de las peores del continente. A pesar de los esfuerzos de dotar al país de mejores programas de enseñanza, maestros e instituciones educativas, los resultados logrados son magros. Existe una proliferación de estas, incluidos institutos superiores y universidades, pero la mayor parte no cumple con los requisitos más elementales de su área.

INSEGURIDAD. Es en materia de seguridad donde mejor puede notarse la ausencia del estado de derecho. Se hace referencia a seguridad jurídica y física. Hay zonas del país, donde el sector público parece no ejercer soberanía, como en el centro, norte y este de la Región Oriental, la más habitada. El autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, que no es ni del pueblo ni es ejército, sigue secuestrando y vejando impunemente, sin que el Gobierno haya podido imponer estado de derecho. Lo mismo puede decirse de las mafias que activan en la frontera con el Brasil. El narcoterrorismo ya no es un neologismo.

INTERACTIVIDAD. Finalmente hay que aclarar que en las áreas mencionadas arriba, obviamente se necesita la colaboración del sector privado para que tales servicios puedan ofrecerse mejor. Además, hay otras áreas, que son también del ámbito del sector público, pero en las que la actividad del privado es tan fundamental como imprescindible, como son la generación de puestos de trabajo y la preservación del equilibrio ambiental. En conclusión, en todos los casos será necesaria la cooperación público-privada, en mayor o menor medida.

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