La suciedad del corazón no se quita como si fuese mancha

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Hoy meditamos el Evangelio según San Lucas 11,37-41.

El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “La suciedad del corazón no se quita como se quita una mancha: vamos a la tintorería y salimos limpios...

Se quita con el hacer, tomando un camino distinto, otro camino que no sea el del mal. Aprendan a hacer el bien. Es decir el camino del hacer el bien.

¿Cómo hago el bien? Es simple: “Busquen la justicia, socorran al oprimido, brinden justicia al huérfano, defiendan la causa de la viuda”.

Recordemos que en Israel los más pobres y los más necesitados eran los huérfanos y las viudas: hagan justicia, vayan donde están las llagas de la humanidad, donde hay tanto dolor. De este modo, haciendo el bien, lavarás tu corazón”.

El Señor exagera: pero es la verdad. El Señor nos da el don de su perdón. Y la promesa de un corazón lavado, es decir, perdonado, viene del mismo Dios, que no lleva la cuenta de los pecados ante quien ama al prójimo.

[...] Hay quienes dicen cosas justas, pero hacen lo contrario. Todos somos astutos y siempre encontramos un camino que no es el justo, para parecer más justos de lo que somos, es el camino de la hipocresía.

Estos fingen que se convierten, pero su corazón es una mentira, ¡son mentirosos! Es una mentira…Su corazón no pertenece al Señor; pertenece al padre de todas las mentiras, a Satanás. Y esta es una santidad fingida.

Jesús prefería mil veces a los pecadores, antes que a los hipócritas. ¿Por qué? Los pecadores decían la verdad sobre ellos mismos.

“Aléjate de mí Señor que soy un pecador”, lo dijo Pedro, una vez. Pero los hipócritas nunca dicen esto”.

(Frases extractadas de https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-lucas-11-37-41-fariseos-hipocritas-conversion-corazon).

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