La rebelión del macatero

Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
“Líbranos, Señor, de todo mal y en particular de la ira de los mansos”, escribe José Saramago en su novela El hombre duplicado. Óscar Luis Duarte, 31 años, de profesión “macatero”, es uno de esos “mansos” que esta semana despertaron a una ira inusitada, cuando en su primera expedición de venta ambulante tras la larga cuarentena, se sintió acosado por policías municipales de Loma Plata y en protesta tiró toda su carga de frutas y verduras al suelo, en una escena divulgada en las redes sociales y los medios de comunicación.

Como la mayoría de los trabajadores informales, Óscar tuvo que suspender su actividad durante la cuarentena, sufriendo ante la falta de ingresos. Cuando al fin pudo salir a vender, como lo viene haciendo desde hace 20 años, emprendió la marcha desde su casa en Fernando de la Mora hacia el Chaco, acompañado de su hijo menor.

En Loma Plata, una de las prósperas localidades fundadas por inmigrantes menonitas, fue hostigado por policías municipales cada vez que llegaba a una casa para vender. Duarte afirma que querían impedir su labor porque le hacía competencia a una frutería local, de propiedad del yerno del intendente de Loma Plata, Walter Stoeckl, versión que otros pobladores confirman.

Tras ponerse muy nervioso (es hipertenso), Óscar empezó a arrojar los cajones de frutas y verduras al piso, escena grabada por un vecino y publicada en las redes sociales. En el video se le escucha exclamar: “¡Aquí tienen, eso es lo que quieren ustedes! ¡Yo soy un hombre trabajador, no tengo antecedentes, solo estoy tratando de mantener a mi familia!”.

El escándalo llevó a que la Municipalidad de Loma Plata aclare que se le exigió una patente de vendedor ambulante para trabajar en la ciudad. Además de mostrar poca solidaridad con los trabajadores humildes que intentan ganarse la vida en medio de la pandemia, la Comuna desconoce el oficio del “macatero”, quizás uno de los más folclóricos y tradicionales del Paraguay.

La palabra ni siquiera figura en el diccionario, pero designa a los vendedores ambulantes que recorren de pueblo en pueblo. Deriva de Mascate o Mascat, nombre de la mayor ciudad y capital del sultanato de Omán, en Medio Oriente. A principios del siglo pasado, los inmigrantes que se dedicaban al comercio ambulante eran principalmente árabes. Algunos procedían de Mascate (eran “mascateros”). La distorsión del gentilicio hizo que se aplique a todos quienes se dedican a vender casa por casa.

Es preocupante el argumento del intendente Stoeckl de que el Municipio debe “controlar y registrar” a quienes entran o salen de Loma Plata. Aun en tiempos de pandemia, un registro fronterizo interno es una arbitrariedad inconstitucional que alimenta la versión de que los menonitas consideran a sus ciudades como “un Estado dentro de otro Estado”.

Como paraguayos de ascendencia migrante son importantes actores del desarrollo, pero no deberían dejar que su jefe municipal se comporte como un dictador.

El detalle alentador fue la respuesta de los pobladores que ayudaron a juntar las mercaderías desparramadas y las compraron como un gesto solidario. ¿Quién dijo que todo está perdido?

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Más contenido de esta sección