La enmienda de los muertos

Por Miguel H. López - En TW: @miguelhache

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Mueve a risa, pero a risa cínica por la desgracia que sigue revelando ante el mundo la fantochada de políticos y de instituciones que tenemos en el país. La lista de muertos y gente que vive en el extranjero firmantes, más personas con impresión dactilar sin número de cédula de identidad, y otra sarta de anomalías, presentadas por el Partido Colorado al Tribunal Superior de Justicia Electoral, a favor de la enmienda constitucional para la reelección presidencial, es un acto delincuencial que, si realmente se desea la transparencia desde los denunciantes, cabezas de partidos políticos opositores, entre otros, tendrían que promover una acción judicial.

Lo ocurrido, como mínimo, reputa un acto de producción de documento público con contenido falso que es presentado a un alto organismo del Estado. Y en ese acto se incorpora la intención de estafa por buscar un propósito específico, la enmienda en este caso, con datos apócrifos. Ahí están las pruebas. A ver qué hacen con ellas... Si el TSJE fuera lo suficientemente autónomo, debería obrar en consecuencia. O si el fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, quiere cumplir su función, tiene servida la mesa para hacerlo. Lógico, si fuera independiente de poderes político partidarios...

La pléyade de irregularidades en las planillas presentadas por los colorados es ilimitada. Largas listas con la misma letra y similares firmas, firmas sin número de identidad, muertos firmantes, paraguayos ausentes en el país que rubrican, extranjeros que figuran sin siquiera haber conocido la planilla, firmas falsificadas, todo tan burdo y risorio, que debajo de la firma de la misma expresidenta del partido Colorado, Lilian Samaniego, aparece dos veces un mismo nombre, con firmas diferentes. Y todavía falta que salten más modos en que los cartistas, buscadores de la reelección, intentan chapucear las instituciones del Estado y violar las leyes, sin ruborizarse.

Oficialmente, el Partido Colorado habla de “errores” que serán depurados. Debieron hacerlo antes de presentar el pedido al TSJE. Jamás asumieron la culpa ni pidieron disculpas, ni anunciaron sanciones. ¿Para qué? Son ellos los perpetradores del delito.

Todas las denuncias, en este caso, suman. Más allá de lo descalificables que sean algunas figuras que la hacen, el delito es real.

La reelección no es el problema (sino nuestros impresentables políticos). La enmienda, tampoco. Sí lo es cuando buscan torcer las reglas de juego pactadas en la Constitución Nacional. El tema ya fue abordado el año pasado y derivado al archivo. Volver a tratarlo antes de un año no lo admite la Carta Magna. Pero el oficialismo cartista, a trote y moche, lo piensa hacer, sin importar el costo político, institucional o democrático. Como ya volvimos a ver, resucitaron a los muertos para inflar las planillas de firma. En elecciones, simplemente los hacen votar desde los cementerios.

Todo huele a podrido. Es algo a la inversa del Rey Midas. Todo lo que toca la mayoría de los políticos colorados, en este caso, en vez de oro se transfroma en mierda...

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