Hizo poco para merecer más

Cerro Porteño se relajó sobre el final ante Atlético Nacional, pagó caro y está obligado a buscar su boleto a la final de la Sudamericana en suelo colombiano. Hizo muy poco para merecer más.

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Friccionado. Junior Alonso (der.) disputa el balón con Miguel Borja, que terminó expulsado.

El Ciclón tuvo el peor partido de toda la Sudamericana. La ansiedad fue el protagonista principal en el once de Florentín. Cerro tuvo más empuje que juego asociado y fue superado por un Nacional que tuvo a sus hombres con una tranquilidad notable. Todas las jugadas de riesgo, en la primera parte, fueron para la visita. Antony tuvo más participación que Velázquez, que fue abandonado a su suerte.

El pitazo final de esa desconocida primera parte ya no era un pedido, sino una súplica de todos los presentes para ir al descanso.

No podía ser otro. En una de las pocas jugadas en el área rival volvió a emerger la figura infaltable de Domínguez, que hasta ese momento, estaba errático. Domínguez fabricó un penal y lo cambió por gol siendo el responsable de una explosión de júbilo en Sajonia. Solamente Domínguez fue capaz de tal definición. Especialidad de la casa, pinchando el balón y atragantando a un pueblo por un momento.

Se vino la noche. El gol marcado en el último suspiro de la primera fracción invitaba a que Cerro pueda practicar un fútbol inteligente, táctico y con posibilidades de ampliar la diferencia. A todo ello se sumó la expulsión del jugador más peligroso del rival, Miguel Borja, que fue festejado hasta como un gol por la afición presente en el estadio. Eso no ocurrió, el Ciclón no aprovechó la situación y lo sufrió al final.

Los malos recuerdos de copas pasadas comenzaron a aparecer. La fuerte lluvia y las ráfagas de viento trajeron consigo lo que nadie esperaba. El temido gol de visitante. Quedan 90 minutos y el sueño de un pueblo aún sigue intacto.

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