El colorado sabe por viejo y por zorro

Mario Ferreiro no será candidato a intendente de Asunción por la concertación Juntos Ganamos por una acción judicial de la ANR que embarulló la cancha por el uso de su padrón, pero sobre todo por ingenuidad política, desconfianza entre aliados y nulo análisis de la reacción del adversario.

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Fue una primera victoria colorada y en noviembre se sabrá si fue pírrica o no.

Pero ese es otro pleito.

El inicio. Ferreiro hace mucho sobrevuela la política. Fue candidato presidencial de un sector de la izquierda en el 2013 y ahora se propuso conquistar Asunción. Su imagen domina ante la ausencia de propuestas de la oposición y, especialmente, del PLRA, partido que viene en picada en la capital del país. Las encuestas lo posicionan por encima del casi seguro candidato colorado, Arnaldo Samaniego, quien busca la reelección.

Como nunca, la ANR olfatea el peligro y por ello activó todos sus sensores para evitar la derrota apelando a artilugios legales.

Ferreiro logró el apoyo del oficialismo liberal, el partido clave por su aparato, además de otros partidos más pequeños. Así nació la concertación y su camino hacia el éxito estaba alfombrado de rosas.

PLEITO LIBERAL. Aparentemente todo estaba bien, pero como esas enfermedades dormidas, se activó virulentamente la interna liberal. Ya en el 2010 una división no resuelta evitó la victoria de Miguel Carrizosa (PPQ).

Blas Llano, que ve mucho más allá que varios dirigentes, decidió sin mucho trámite apoyar la candidatura de Ferreiro, pero la disidencia nunca digirió esa decisión. Luego de muchos debates, Ferreiro y Fernando Pfannl (PLRA) decidieron pelear la chapa en una interna de la concertación usando como base el padrón nacional y no la suma de los padrones partidarios de los aliados. Esto habilitaba a los colorados a participar en la interna opositora, pero les inhabilitaba a votar en su interna que se realiza el mismo día (26 de julio). Como era de suponer, los colorados reaccionaron y accionaron contra el uso de su padrón y de paso pidieron anular la alianza. Perdieron en primera instancia, apelaron y el TSJE emitió una resolución complicada que favorecía a ambos, entonces llegaron a la Corte Suprema, que dio un guiño a la ANR dejando en suspenso todo. Los plazos electorales ahogaron a la concertación que, entrampada en los líos jurídicos, quedó diluida.

La jugada colorada mató la concertación y obliga a Ferreiro a ser candidato de un partido y no de todos. En términos de campaña no suena lo mismo.

DESCONFIANZA ENTRE ALIADOS. ¿Por qué la concertación que tiene juristas de talla cometió el error de usar el padrón nacional como base, que aunque lo permitiese la ley electoral, era un riesgo innecesario, como se demostró posteriormente?

Los asesores de Ferreiro, y especialmente el PMAS de Camilo Soares, impusieron la tesis del uso del padrón nacional por un temor fundado: en una interna con el PLRA la suma de los padrones de los partidos pequeños (PRF, PDP, PDP, etc.) pesaba mucho menos que el padrón liberal. El temor era que en esa primaria ganara el candidato liberal y Mario quedara fuera de competencia. Algunos abogados (entre ellos Adolfo Ferreiro) alertaron que la ANR no permitiría el uso de su padrón, pero el temor al aliado fue más y hoy quedaron entrampados en pleitos jurídicos y peleas políticas.

Aunque Llano ratificó que el PLRA no hará interna y así forzar el apoyo a Mario, en el PLRA hay rebelión. Acicateado por los adversarios de Llano donde emergen Efraín Alegre públicamente y Federico Franco detrás de bambalinas, Pfannl accionó contra la resolución del Directorio y exige internas. No se sabe qué pasará. Aunque aún queda la esperanza en el PLRA de que Pfannl, tras ser electo, acepte someterse a una encuesta con Mario para definir al mejor posicionado. En este terreno no hay mucho que discutir. El comunicador tiene todas las de ganar.

LA SOMBRA DEL 2010. El error estratégico de los concertados abre incertidumbres. Aunque Ferreiro es el rey de todas las encuestas, una elección no se gana con simples sondeos, sino con aparato, dinero y un ejército de soldados que ese día en las mesas peleen voto a voto. Y el PLRA tiene la estructura que requiere cualquier outsider. Lo demostró con Fernando Lugo.

En la elección municipal pasada, liberales y patriaqueridistas hicieron una alianza de último momento. Como acordaron muy tarde, y aunque el liberal Anki Boccia renunció a su candidatura, su foto ya no podía eliminarse de los boletines. Un dirigente liberal aceitado por los colorados hizo campaña boicoteando la alianza. No logró muchos votos, pero sí los necesarios para frustrar la victoria de Carrizosa. Arnaldo Samaniego obtuvo 88.214 votos (46%) y el patriaqueridista 85.296 votos (44%). La diferencia fue apenas de 2.945 votos. Anki, el no candidato, tuvo 4.538 votos (2%).

Teniendo en cuenta estos antecedentes, no es un dato menor la interna liberal.

Si la concertación desconcertada no encuentra la fórmula para evitar una mayor crisis en el PLRA, que una vez más demuestra su increíble inclinación al suicidio político, podría pagar muy caro sus errores, principalmente por desconocer las habilidades de su adversario que sin sonrojarse tomará atajos y apelará a cuanta chicana para allanar su camino.

Los colorados saben por zorros, pero sobre todo por viejos.

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