El caso Cárdenas es ejemplo de una Justicia desigual y parcialista

El artículo 46 de la Constitución Nacional establece que todos los habitantes de la República son iguales en dignidad y derechos, y que en el Paraguay no se admiten discriminaciones, pero en el ámbito de la Justicia, como en otros, esto no se aplica a la realidad. Es el caso del ex intendente de Lambaré Roberto Cárdenas, quien pese a tener 4 condenas, nunca pisó la cárcel. Mientras cientos de paraguayos permanecen tras las rejas incluso sin contar con una condena firme, la Justicia ha permanecido impasible en todos estos años permitiendo a Cárdenas chicana tras chicana, desde el 2015, cuando el político fuera imputado luego de que el Colegio Nacional de Lambaré se derrumbara sobre 16 alumnos que estaban dando clases. A partir de esa fecha, fue protagonista incluso de otras investigaciones. Necesitamos con urgencia una Justicia independiente.

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De acuerdo con las publicaciones de este diario, en un solo año el ex intendente de la ciudad de Lambaré fue condenado cuatro veces, sin embargo hasta el momento nunca pisó la cárcel.

El político es ya conocido por ser un “chicanero serial”, por lo que las últimas dos condenas tampoco se hicieron efectivas. Actualmente, enfrenta una quinta causa, cuyo juicio debía comenzar a principios de este mes, pero quedó suspendido ya que su abogado apeló la acumulación de causas que hay en ese caso.

El caso de Cárdenas es un triste ejemplo de cómo no debería funcionar la Justicia, favoreciendo a las chicanas y argucias legales para evitar los castigos, incluso a pesar de que se haya probado en juicios la culpabilidad en los procesos y se hayan emitido condenas.

En julio del 2021, se dio la primera condena a 2 años contra el ex intendente, por lesión de confianza, tras comprobarse una mala utilización de fondos de los royalties. Se habían hecho transferencias para pavimentación a cuentas institucionales. El perjuicio demostrado fue de G. 6.000 millones. El caso está pendiente, ya que la Fiscalía presentó apelación. La segunda sentencia se dio en agosto de ese mismo año, por usurpación de funciones públicas. Cárdenas fue condenado a 2 años por haber firmado contrato con una empresa, a la cual se adjudicó el almuerzo escolar, no siendo ya el titular de la Comuna. Después de meses la Corte decidió quién debe resolver la causa.

Un tercer juicio concluyó con la pena de 4 años para el político, quien fue encontrado culpable luego del derrumbe del Colegio Nacional de su ciudad. La fiscala que lo imputó, Blanca Agüero, luego fue procesada por el Jurado de Enjuiciamiento (JEM). Ella dijo que ese fue el precio por tocar a alguien con poder.

La cuarta sentencia se dio en diciembre del 2021, días previos a la Navidad, donde se obtuvo el dictamen de 8 años de prisión para Cárdenas, por lesión de confianza, por irregularidades en construcción de obras en 15 instituciones educativas. No fue a prisión pues contaba con medidas cautelares.

Permitir que las permanentes dilaciones demoren los juicios, las condenas y al final la posibilidad de que se haga justicia es sin dudas una manera de complicidad. Eso es algo que no se puede permitir en ninguna instancia del .

El sistema democrático necesita de una Justicia que sea verdaderamente independiente, que sea justa y expeditiva. Es urgente que el sistema deje de aceptar las chicanas y las dilaciones, de lo contrario aparecen complacientes con los casos y terminan avalando la impunidad.

No podemos permitir que los casos de corruptela sigan quedando impunes; el país necesita ejemplos que nos permitan ver que otro país es posible. Los paraguayos saben que hay cientos de compatriotas encerrados en prisiones incluso sin tener una condena, y saben también que hay autoridades acusadas de enriquecerse ilegalmente con el dinero público, pero que evaden eficientemente la cárcel. Es tiempo de poner fin a estas avivadas, es tiempo de una Justicia verdaderamente justa.

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