El Bautismo del Señor

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Hoy meditamos el Evangelio según San Marcos 1:7-11.

“Termina el tiempo de Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor en el Jordán, episodio cargado de misterio y evento fundamental en la Historia de la Salvación. A orillas del Jordán contemplamos con el mismo asombro del Bautista cómo el Hijo de Dios hecho hombre se pone voluntariamente en la cola de los pecadores y se somete al bautismo de penitencia que predicaba Juan.

Por un lado, Jesús se sumerge en las aguas del Jordán, que simbolizan la penitencia, el castigo y la muerte que sufren los hombres por culpa del pecado. Las aguas simbolizan también el sufrimiento de Jesús en la cruz. En esto nos recuerdan a las aguas del castigo en el episodio del diluvio universal (cfr. Gn. 6-9).

Pero esas mismas aguas del Jordán, santificadas por Jesús, simbolizan algo más que un castigo, son también símbolo de una nueva creación: la del bautismo cristiano. Cuando Jesús emerge de nuevo de las aguas, queda prefigurada su resurrección de entre los muertos, que es a su vez, anticipo de nuestra propia resurrección.

En esto, las aguas del Jordán nos recuerdan a las aguas primordiales del Génesis (cfr. Gn. 1), a partir de las cuales, la voz de Dios creó todo y sobre las cuales, sobrevolaba el Espíritu de Dios.

Todo el episodio del Bautismo del Señor revela por tanto la infinita misericordia de Dios con sus criaturas. En efecto, los cielos se abren por fin para los hombres, al abrirse para Jesús; la voz del Padre, que siempre llama “Hijo Amado” al Verbo eterno, ahora se lo llama también en un ser humano, como primicia para todos nosotros; y el Espíritu Santo, que eternamente procede del amor del Padre y el Hijo, desciende sobre Jesús de Nazaret, en un anticipo de su descenso sobre los hijos de Dios.

Gracias a este don precioso conquistado por el Señor en la cruz, gracias al “bautismo en el Espíritu Santo”, nosotros podemos tratar a Dios como hijos queridos, con cariño y confianza. Por eso, San Cirilo de Jerusalén nos dice: “Si tú tienes una piedad sincera, sobre ti descenderá también el Espíritu Santo y oirás la voz del Padre”.

La verdad gozosa de nuestra filiación divina puede y debe iluminar toda nuestra vida hasta vivir y pensar como el propio Jesús. San Josemaría nos dice a este respecto que sabernos y sentirnos hijos de Dios, “supone un auténtico programa de vida interior, que hay que canalizar a través de tus relaciones de piedad con Dios —pocas, pero constantes, insisto—, que te permitirán adquirir los sentimientos y las maneras de un buen hijo”.

La persona que se siente mirada amorosamente por Dios en todo momento, como se sentía Jesús, se llena de consuelo y seguridad, porque ese Dios bueno, que derrama sobre ella su cariño incondicional, le dice: “Tú eres mi hijo amado”.

Ahora que vamos a iniciar el tiempo ordinario, plagado de pequeñas situaciones cotidianas y corrientes, podemos redescubrir de nuevo este don maravilloso que Jesús nos ha obtenido en la cruz y darlo a conocer a nuestros familiares y amigos”.

El papa Francisco, reflexionando sobre la lectura de hoy, mencionó: “Como Jesús, que fue a hacerse bautizar, así hacéis vosotros con vuestros hijos”.

Jesús responde a Juan: “Hágase toda justicia” (cf. Mt. 3,15). Bautizar a un hijo es un acto de justicia para él. ¿Y por qué? Porque nosotros con el Bautismo le damos un tesoro, nosotros con el Bautismo le damos en prenda el Espíritu Santo. El niño sale (del Bautismo) con la fuerza del Espíritu en su interior: el Espíritu que lo defenderá, que lo ayudará, durante toda su vida. Por eso es tan importante bautizarlos cuando son pequeños, para que crezcan con la fuerza del Espíritu Santo.

Este es el mensaje que quisiera daros hoy. Vosotros traéis hoy a vuestros hijos (para que tengan) el Espíritu Santo dentro de ellos. Y cuidad de que crezcan con la luz, con la fuerza del Espíritu Santo, a través de la catequesis, la ayuda, la enseñanza, los ejemplos que les daréis en casa... Este es el mensaje”.

(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-mx/gospel/evangelio-bautismo-senor-domingo-tiempo-ordinario-ciclo-b/ y http://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2020/documents/papa-francesco_20200112_omelia-battesimo.html)

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