Desde el minuto uno se vio cuál era el equipo que tenía mayor necesidad en ganar. Guaraní desplegó todo su juego tratando de vencer y recuperar así el liderato en soledad del torneo.
Por el otro lado, Nacional jugó a ver qué hacía el local, retrasado en el campo y esperando meter un buen contragolpe con Lusardi o Torales.
El dominio en el primer tiempo fue netamente aurinegro; se vio en su esplendor al juvenil Marcelo González, llegando a zona de definición, pero Santander no pudo concretar las ocasiones que tuvo.
Decayó. En el segundo tiempo el entrenador Jubero apostó por el goleador Fernando Fernández, pero la defensa alba le metió buena marca para que este no recibiera en espacios el balón.
La apuesta de Morínigo fue por los delanteros jóvenes; mandó a la cancha a Sandino Sosa y Benjamín Pedrozo; ninguno de los dos pudo desequilibrar; la creación de juego del mediocampo albo no funcionó y así los delanteros quedaron aislados.
Con el ingreso de Darío Ocampo, el juego aurinegro ganó en verticalidad, pero eso no significó que ganara en claridad a la hora de las definiciones. Marcelo Palau le dio demasiada pausa a los ataques y el encuentro entró en una monotonía tremenda.
Los minutos se diluyeron y el gol no apareció en Dos Bocas; los arqueros tuvieron muy poca relevancia, ya que a ambos equipos dispararon muy pocas veces, generando más gritos de reclamos de ambas hinchadas que gritos de gol.
El empate aleja a Nacional de la pelea (aunque con un partido pendiente) y Guaraní sigue a un punto de Cerro que lidera en soledad el Clausura.