Cartes ordenó juntar las firmas

Enrique Vargas Peña

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Sostuve ayer, en radio 800, que quienes conocemos cómo se maneja el grupo Cartes no tenemos duda alguna que quien ordenó juntar firmas para mostrar apoyo al golpe de Estado conocido como “reelección vía enmienda” fue el mismísimo Horacio Manuel Cartes Jara y nadie más, porque sabemos que en esa organización no vuela una mosca siquiera sin permiso de su jefe.

Pero obviamente entiendo que nadie tiene por qué aceptar lo que yo diga como dogma de fe o afirmación indiscutible y, en efecto, he comprobado en estos últimos años que es muy mala idea creer en lo que se dice: Es mejor, más saludable y seguro, creer en los hechos.

El ministro de la Función Pública, Humberto Peralta, jamás se hubiera atrevido a deshacer el programa estrella de Cartes, la progresiva implementación efectiva de la Ley 1626/00 “De la Función Pública” en la burocracia estatal, sin la orden de quien es su único soporte para seguir en el cargo, el propio Cartes.

Sin embargo, Peralta emitió un comunicado el 4 de enero pasado en el que, desandando el camino andado en tres años y medio de administración de Cartes, demolió en un solo acto todo lo progresado justificando el uso partidario del tiempo de los funcionarios (http://bit.ly/2jRaZgO).

Peralta carece de la autonomía funcional y del peso político necesarios para desafiar así el programa estrella del Gobierno. Si lo hizo es porque recibió la orden de Cartes para hacerlo. Si lo hubiera hecho sin esa orden, Cartes ya lo hubiera echado a patadas.

En realidad, para juntar las firmas pro “reelección vía enmienda” se movilizó todo el aparato del movimiento Honor Colorado, que es ampliamente mayoritario en la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional República (ANR, partido Colorado), grupo que se caracteriza por la obediencia militar de sus integrantes hacia su líder, Horacio Cartes. Pedro Alliana se define a sí mismo como “soldado del presidente”.

Ni un militante de Honor Colorado se hubiera movido para juntar las firmas por la “reelección vía enmienda” sin una autorización expresa de Cartes. Todos ellos recordaban claramente el comunicado del propio Cartes del 31 de octubre de 2016 (http://bit.ly/2eO7JjG) y no lo hubieran contradicho sin permiso de su jefe.

Las reuniones principales para la operación de juntar firmas a favor de la “reelección vía enmienda” se hicieron en Mburuvicha Róga, la residencia de Cartes, en presencia de Cartes (http://bit.ly/2jRbqYE). Creo que nadie se animará a decir que Cartes prestó nomás el quincho de la cada presidencial y que no estuvo en las reuniones, ni que estando en las reuniones no actuó como jefe, siendo que es el jefe.

Como es típico en el grupo Cartes, su jefe y sus gerentes jamás muestran la mano que tira la piedra. Para eso pagan a gente que asume los fracasos cuando se producen. Ahora quieren imputar la recolección de firmas por la “reelección vía enmienda” a Alliana, a Lilian Samaniego y a Bachi Núñez como si alguno de los mencionados se animara a mover un dedo sin la orden de Cartes.

Ahora Cartes les ordenó asumir el fiasco, el papelón y el fracaso y lo harán porque para eso son soldados del presidente. Pero eso no quita responsabilidad a Cartes en la pretensión de usar documentos no auténticos con intención de inducir en las relaciones jurídicas al error sobre su autenticidad, aunque el fiscal general Javier Díaz Verón logre encubrirlo por algún tiempo.

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