El proceso que envuelve a la casi quebrada Azucarera Iturbe SA, del Departamento del Guairá, continúa revelando hechos que generan suspicacia, principalmente por cómo los principales accionistas, en este caso integrantes de la familia Codas Friedmann, multiplicaron la deuda y el pasivo de la empresa entre el 2008 y el 2014, además de quedarse con el dinero de IPS (aporte de los trabajadores), dejar de pagar a los trabajadores y cañeros y no pagar a la ANDE y los impuestos.
ÚH publicó que la planta industrial de la empresa, actualmente bajo convocatoria de acreedores por unos 80 millones de dólares, ya no es propiedad de la familia Codas debido a que se encuentra como garantía de un contrato fiduciario con el Banco Regional, uno de los principales acreedores. El ente bancario ya inició la ejecución de la garantía de la fiducia, con la realización de un inventario de bienes en la empresa.
PROPIA. En pleno proceso de ejecución de la fiducia del Banco Regional, ahora surge que la familia Codas también generó una propia con un ente financiero, pese a ser deudora.
El director jurídico del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), Juan Vicente Talavera, dijo ayer que cuando se trató en el ministerio la crisis de la azucarera, los accionistas presentaron también documentos de ser parte de una fiducia.
“En su momento ellos generaron y crearon una fiducia con una entidad financiera”, apuntó.
Consultado cómo se explica que los accionistas deudores pueden instalar una fiducia, dijo que “en la práctica hicieron una ingeniería para protegerse a ellos mismos”. Añadió que esto es legal y está permitido.
Talavera señaló que no recordaba el monto de la fiducia creada por los accionistas que los mantiene como dueños de la azucarera.
No obstante, aclaró que al ejecutarse la fiducia, en este caso del mayor acreedor que es el Banco Regional, la familia Codas igual va a perder la administración de la planta misma.
Indicó que posiblemente la fábrica vaya a remate o por lo menos va a cambiar de dueño y los actuales accionistas ya no tendrán más nada que hacer.
El director jurídico del MIC consideró que una vez ejecutada la fiducia ya prácticamente no quedaría nada para los otros acreedores. Advirtió que es muy llamativo cómo la empresa incrementó su pasivo.