A no descuidar la industria creativa

Miguel Benítez – @maikbenz

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En los últimos días ha surgido una discusión bastante relevante dentro de la comunidad creativa paraguaya, pero ha quedado un poco opacada por los incesantes acontecimientos políticos y sociales. El debate, que llegó a la Cámara de Diputados, es sobre el rol de los parques industriales, científicos y tecnológicos del país; los cuales habían sido ideados como centros de transformación, innovación y desarrollo. Por consiguiente, en el 2013 se promulgó la Ley 4903 de Parques Industriales (también incluye a los parques científicos y tecnológicos), pero aún no fue reglamentada por el Ministerio de Industria y Comercio (MIC).

El ciudadano Matías Insaurralde llevó adelante la investigación sobre el impacto que pueden tener estos centros dentro de la economía paraguaya, por lo que solicitó informaciones al único parque tecnológico del país, que es el Parque Tecnológico Itaipú (PTI-PY). El organismo brindó los datos oficiales, en el que llama la atención que, de todo el presupuesto 2018, el 71% se destinó a sueldos y otras remuneraciones. De 2009 a 2019, la entidad gastó USD 52,8 millones y a la fecha ha generado cinco patentes, de acuerdo con las informaciones provistas al solicitante. Además, no ha consolidado una incubadora de empresas.

Por el otro lado, el MIC reportó que están identificados 21 parques industriales instalados en distintos puntos del territorio, aunque solo cinco cuentan con registros aprobados. Poco se sabe sobre los resultados que han logrado estos emprendimientos. La ley les otorga incentivos fiscales como la reducción del porcentaje del impuesto inmobiliario que le acuerde el Municipio; la disminución del porcentaje de los impuestos municipales a la construcción, fraccionamiento, edilicio y de transferencia de inmuebles; la reducción del 50% sobre la patente industrial que deba abonarse a la Municipalidad; y la exoneración del 100% del IVA por arrendamiento de parcelas o plantas industriales alojadas en los parques.

A PULMÓN. La preocupación del sector creativo y emprendedor no es para menos. El Estado paraguayo ni siquiera alcanza a invertir el 1% del producto interno bruto (PIB) en proyectos de ciencia e innovación, según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). En contrapartida, el Centro de Informaciones y Recursos para el Desarrollo (CIRD) señaló que las industrias culturales y creativas (ICC) emplean a 50.000 personas y contribuyen con el 2,5% del PIB. De esta forma, propician, aproximadamente, el 0,5% de las exportaciones totales. La Cámara Paraguaya de la Industria del Software (Cisoft) destacó que nuestro país exporta alrededor de USD 5 millones anuales en soluciones informáticas.

Casi la mayoría de los logros de la industria creativa es impulsada por el sector privado, con esporádicos aportes de entes públicos que organizan eventos para conformar startups. Sin embargo, lo que se necesita es una política clara sobre lo que se pretende lograr con el capital humano, el cual se está perdiendo ante la inacción del Estado. Muchos paraguayos prefieren ir a probar suerte al exterior, puesto que aquí sus ideas no encuentran incubadoras ni aceleradoras. Si se otorgan incentivos fiscales, es decir, privilegios por encima de los demás contribuyentes, los parques industriales tienen que dar sus frutos. Por su parte, el PTI-PY debe catapultar las investigaciones, proyectos de ciencia y la creación de empresas innovadoras, tal como lo hace el PTI de Brasil.

Un gran examen para el Gobierno es la Agenda Digital, ya que uno de sus componentes contempla la creación del Distrito Digital, el cual buscará facilitar la colaboración entre instituciones, pymes y el sector tecnológico. El proyecto se encara con fondos públicos, así que está obligado ser transparente y pluralista.

Paraguay tiene mucho más para ofrecer al mundo que solo carne y granos. Pero si la negligencia estatal sigue boicoteando a sus emprendedores, el bono demográfico será desperdiciado y el anhelo de cambiar el modelo económico seguirá siendo una utopía.

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