Ambos son los únicos que falta por pasar por el estrado en la audiencia de primera declaración que comenzó la semana pasada con la imputación que hizo la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (Feci) a los 57 implicados en esta red.
Pérez Molina y Baldetti fueron acusados de los delitos de asociación ilícita, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y cohecho pasivo.
El expresidente está detenido en una cárcel de la Brigada Militar Mariscal Zavala, en la periferia norte de la capital, mientras que la exvicepresidenta en la prisión de mujeres Santa Teresa, en la zona 18 de la ciudad.
El principal testigo que tiene la Feci en este caso, denominado “Cooptación del Estado”, es Juan Carlos Monzón, exsecretario privado de Baldetti.
Durante su declaración como anticipo de prueba, Monzón relató a las autoridades cómo la organización se benefició de más de 500 millones de quetzales (65 millones de dólares) en comisiones que cobraban a empresarios por contratos del Estado que les otorgaban.
Pérez Molina fue detenido en septiembre pasado por supuestamente liderar la trama de corrupción conocida como “La Línea”, caso en el que también figura Monzón como colaborador del Ministerio Público (MP).
Mientras que Baldetti fue arrestada en agosto del 2015 y fue acusada de ser una de las cabecillas de esa red.
Por el caso de “La Línea” el Feci acusó al exbinomio presidencial de los delitos de asociación ilícita, caso especial de defraudación aduanera y cohecho pasivo.
La exvicepresidenta no ha declarado ante el Juzgado B de Mayor Riesgo que preside Gálvez por ninguno de los casos, pero el pasado viernes anunció la posibilidad de dar su versión para defenderse de las imputaciones.
En cambio Pérez Molina ha descalificado las declaraciones de Monzón tanto ante el juzgador como en declaraciones a los periodistas.
El juez Galvez tiene previsto retomar la audiencia mañana a las 09.00 hora local (15.00 GMT). EFE.
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