Durante su discurso, pronunciado en un acto protocolario en el que estuvieron presentes los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), De Mata dijo que en su gestión sus esfuerzos se encaminarán a “evitar interferencias del Tribunal Constitucional en asuntos que exceden su competencia”.
“Nuestro interés es mantener el equilibrio de poderes en congruencia con el régimen republicano, democrático y representativo”, proclamó.
“Es imperativo consolidar una Corte de Constitucionalidad totalmente transparente, en la que no de tolere, en lo más mínimo, la corrupción”, proclamó mientras recordaba que para lograr este fin ya había tomado tres decisiones: suprimir las plazas de letrados de medio tiempo, prohibir que los miembros de la Corte atiendan audiencias de las partes en procesos y prohibir las audiencias privadas unilaterales con los magistrados.
De Mata también ve necesario adoptar medidas para regular el uso del “amparo”, pues las estadísticas actuales, “aterradoras”, demuestran que es imposible atender con “eficacia y prontitud” todos los que se solicitan.
La presidencia de la Corte de Constitucionalidad, el máximo órgano jurisdiccional del país, se rota cada año entre sus cinco jueces titulares, del de edad más avanzada al más joven.
El nuevo presidente recibió el cargo de manos de su predecesor, Neftaly Aldana.