El 50% de los casos corresponden a pacientes del Departamento Central, lactantes menores de dos años, seguidos de los que se encuentran en edad escolar y adultos.
La diferencia entre los cuadros virales y bacterianos de la enfermedad es que los primeros son relativamente autolimitados y son pocos los virus que cuentan con un antiviral específico para ser tratados, por lo que el manejo del paciente se realiza en forma sintomática; es decir, para aliviar los síntomas. Por lo general, son cuadros que se resuelven sin dejar secuelas, explica la doctora Marta Von Horoch, de Vigilancia de la Salud del MSP.
En el caso de la enfermedad con etiología bacteriana, el pronóstico es más reservado, porque los cuadros están asociados con cierta letalidad de acuerdo al tipo de germen involucrado.
“Algunos se presentan con una letalidad más alta que otros. Lo único que tenemos como armas son los antibióticos, entonces una meningitis de origen bacteriano sí o sí debe ser tratada con antibióticos. La mayoría de las veces se consideran cuadros graves hasta que el médico no dilucida si el origen es bacteriano o viral, porque son cuadros que deben ser estudiados”, aclara la profesional.
Hay virus que también causan cuadros graves asociados a encefalitis que pueden causar la muerte, son varios los virus que pueden presentarse y dan un toque sistémico con posibilidad de impactar o focalizar en cualquier parte del cuerpo.
En los casos de meningitis la sospecha es clínica y para determinar su origen se recurre a un estudio de punción lumbar y, por las características del líquido extraído, se comprueba si hay un toque o no en las meninges.
Von Horoch recomienda a los padres completar el esquema de vacunación de los niños en edad escolar, ya que incluye protección contra ciertos gérmenes causantes de neumonías y meningitis.