Yo le creo a Víctor Bogado

Luis Bareiro – @LuisBareiro

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Con voz quebrada y lágrimas en el rostro, el senador Víctor Bogado afirmó que a lo largo de su vida pública no ha hecho sino ayudar a personas como la señorita Gabriela Quintana, acusada de cobro indebido por recibir un salario en la Cámara Baja y otro en Itaipú.

Dijo que si hubiera querido la habría nombrado directora del área social de Diputados, con un sueldo de 20 millones de guaraníes, pero que ella prefirió entregarse a la causa de la binacional. Lo dijo ante el juez que decidió elevar a juicio oral y público la causa que abrió la Fiscalía en su contra hace ya cinco años.

Bogado cerró su descargo terriblemente compungido señalando que jamás entendería por qué hay tanta saña en su contra.Y yo le creo. Creo que, efectivamente, casos como los de la señorita Quintana abundan en la dilatada carrera pública de Bogado; creo también que podría haberle asignado ese cargo de 20 millones de guaraníes si hubiera querido; y creo además que él realmente no logra entender por qué nuestra bronca en su contra.Le creo porque Bogado es la expresión más cruda del pensamiento de nuestra clase política –salvo honrosas excepciones– y lo que reveló es apenas el concepto de generosidad que tienen él y su especie. La ayuda de la que Bogado se jacta no es otra cosa que el reparto de cargos públicos entre amigos, leales, amantes y parientes.

En su retorcida concepción del Estado, el senador se percibe como el benevolente bucanero que una vez que tomó el barco tiene el legítimo derecho de prorratear el botín entre sus leales.

De más está decir que ninguno concursa jamás para ocupar el cargo.Bogado revela también la facilidad con la que su clase puede inventar un cargo como el de directora del área social de Diputados, asignarle un salario demencial y antojadizo de 20 millones de guaraníes y poner allí a quien se le dé la regalada gana.

De paso, deja en claro que el robo y la estafa no le provocan la menor indignación. Quintana había sido nombrada en Diputados por orden de Bogado cuando él ocupaba una banca y presidía la Cámara. Paralelamente, la señorita pidió un cargo en Itaipú, también por recomendación de Bogado –según aseguró el entonces director paraguayo de la binacional, Franklin Boccia–. Para ocultar la doble remuneración, Quintana remitió una carta a Itaipú solicitando su comisionamiento a Diputados, donde de hecho ya estaba trabajando.

La nota la firmó Bogado.El senador primero aseguró que fue un error administrativo y luego que la firma era falsa, pero jamás dijo una sola palabra contra Quintana, quien necesariamente sabía que estaba robando y que lo hacía gracias a la rúbrica –supuestamente apócrifa– del legislador.La exposición fue esclarecedora y lacrimosa, una clase magistral de amoralidad. Y yo le creo, creo que Víctor Bogado es exactamente lo que reveló... y que, por lo tanto, debe terminar preso.

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