Se requiere más eficiencia para superar la crisis de la educación

El anuncio de que los alumnos de un Colegio Nacional de San Pedro de Ycuamandyyú deberán nuevamente dar clases bajo los árboles porque en siete años no se ha podido terminar de construir un pabellón y que incluso se ha derrumbado en parte refleja los pocos avances para superar la crisis en el sector de la educación. Desde la histórica movilización de estudiantes ante el derrumbe de techos de locales de enseñanza en el 2016, el Estado paraguayo mantiene una gran deuda pendiente, con más de 5.000 escuelas y colegios con problemas de infraestructura edilicia. A pesar de promesas y discursos, el actual Gobierno tampoco ha brindado resultados concretos. Urge que las autoridades presenten mejores señales para superar el atraso.

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En su edición de la víspera, este diario publicó una fotografía que constituye otro claro ejemplo de cómo persiste la crisis educativa, a pesar de los discursos y promesas. Se trata de la obra en construcción de un pabellón con 11 aulas para el Colegio Nacional Profesora Elsa Jacinta Masi, de la ciudad de San Pedro de Ycuamandyyú, que empezó a construirse hace siete años, pero sigue sin poder concluir. Incluso, una parte de la obra llegó a derrumbarse recientemente y desde hace dos meses la construcción se encuentra totalmente paralizada. Ante esa situación, un numeroso grupo de alumnos deberán dar de nuevo las clases bajo la sombra de los árboles.

Aunque la crítica situación se viene arrastrando desde hace tiempo, urge que las actuales autoridades den mejores señales para superar el atraso. La problemática, que llegó a un punto de colapso en el 2016, con el derrumbe de los techos de varios colegios y escuelas, sumado a otras irregularidades denunciadas en publicaciones periodísticas, motivó una histórica movilización de estudiantes, cuyas organizaciones realizaron tomas de instituciones educativas para exigir soluciones, forzando la renuncia de la entonces ministra de Educación, Marta Lafuente. El presidente Horacio Cartes la sustituyó por el dirigente político Enrique Riera, quien puso en marcha un plan de reparación de escuelas y colegios que se encontraban en alerta roja y la construcción de nuevas sedes educativas, pero el cronograma no se llegó a ejecutar acabadamente. De unas 7.500 escuelas que funcionan en el país, unas 5.000 permanecen con problemas de infraestructura edilicia.

Aunque el actual Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez sostiene que la educación es una “causa nacional”, no se observan aún avances significativos. El ministro Eduardo Petta y sus colaboradores están avanzando en las acciones preliminares para una nueva reforma educativa, sobre la cual existen muchas expectativas, pero las denuncias de casos como el de San Pedro de Ycuamandyyú echan sombras sobre la gestión del Ministerio de Educación y Ciencias. La imagen de alumnos dando clases con mucha precariedad bajo los árboles, debido a que un pabellón de aulas se demore siete años en poder construirse e incluso vuelve a derrumbarse por mala ejecución, es algo que ya no se debe admitir.

Nadie puede negar que la educación paraguaya continúa en crisis. Los datos del Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (Snepe) revelan que más del 50% de los alumnos en las escuelas públicas están por debajo de la media y menos del 10% del total obtuvieron un desempeño alto. Los niños y jóvenes paraguayos no aprenden lo que dan en clase, lo cual exige que las diversas instancias del Estado y de la sociedad hagan un esfuerzo decidido por revertir esta situación. Un país que no logre superar esta crisis y mejorar su nivel de educación está condenado a seguir en el atraso.

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