Queridos Reyes: ¡Por favor vengan a Paraguay!

Por Sergio Noe

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Por Sergio Noe

Recuerdo con ilusión –con esa credulidad que solo caracteriza a los infantes– cuando mi padre nos pedía en la víspera de la festividad que preparemos los zapatitos, el agua y el pastito para que el camello se alimente, y los Reyes Magos traigan mi infaltable regalo anual.

Esta tradición de obsequiar presentes a los niños cada 6 de enero –basada en la celebración cristiana de los Reyes Magos que entregaron sus regalos al niño Jesús– la viví varios años de mi infancia entre expectativas y alegrías.

Sin embargo, miles de familias no celebrarán hoy esta fiesta de Reyes. No llegarán regalos a una de cada tres personas hoy sumergidas en la indigencia, y menos aún a uno de cada cinco sumidos en la extrema pobreza en el Paraguay. “Qué malos son los Reyes, no me trajo ni un autito... comprámena mamita, aipotánteko cheave”, dirían muchos niños desfavorecidos entre llantos y reclamos, recordando una de las estrofas más tristes de la polca paraguaya 6 de enero.

En el 2016, los Reyes tampoco traerán oro, incienso y mirra a uno de cada veinte desempleados y se olvidarán de los 163.201 niños en edad educativa que no asisten a la escuela.

Si seguimos las desalentadoras estadísticas del Banco Mundial, los magos ni se dignarán a premiar la buena conducta de unas 100.000 personas que viven con menos de 1,90 dólares (unos 10.000 guaraníes). En estas condiciones, los mismísimos Melchor, Gaspar y Baltasar alegarían insuficiencia de fondos o falta de garantías para realizar su viaje.

Las aguas, quizás disfrazadas de los malvados Reyes, también trajeron consigo el inoportuno regalo de despojar de sus hogares a 20.000 familias y amenazar a otras más.

Pero, ¿serán tan malos los Reyes? Quizás sea la pregunta no solo de cientos de niños o huérfanos, sino de las miles de familias que rodean a estos pequeños, quienes aguardan el milagro de dar una humilde dádiva para proseguir con la tradición de años.

Debemos ser conscientes que los Magos del Oriente –que no son precisamente héroes de películas, aunque muchos lo crean– requieren de la ayuda de todos los sectores sociales para conceder cada año una pepita de esperanza y alegría a miles de niños. Personalmente quiero que continúe la costumbre de premiar con regalos la buena conducta de los chicos, y por eso pido a los Reyes que sean más misericordiosos en los próximos años y se apiaden de los más desfavorecidos.

Si este texto no lo redacté en formato de carta, pues bien, lo resumo en estas líneas: ¡Queridos Reyes! Agradecería que se dignaran a visitar Paraguay. Nos vendría bien un transporte digno, educación de calidad, un salario justo y, por supuesto, menos planilleros! Firma: Sergio. Posdata: Por favor, este año castigale a los que no hicieron su deber.

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