Nacionalistas flamencos rechazan la prohibición generalizada del burkini

El partido nacionalista flamenco (N-VA), miembro de la coalición de Gobierno, rechaza la prohibición generalizada del burkini a nivel federal en Bélgica, aunque apoya las restricciones vigentes en ciertas piscinas, dijo este lunes su presidente, Bart De Wever.

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Una bañista ataviada con ‘burkini’ en una playa de Alejandría, en Egipto. | Foto: elmundo.es

EFE

El N-VA, partido vencedor de las últimas elecciones federales belgas de 2014, considera que una prohibición de este bañador, que cubre completamente el cuerpo de la mujer, en los espacios públicos no podría llevarse a cabo desde el punto de vista jurídico, informa la agencia Belga.

No obstante, en sus declaraciones a la cadena pública flamenca VRT tras un consejo del partido, De Wever aclaró hoy que apoyan “la prohibición (del burkini) que está en vigor en la mayoría de las piscinas públicas”.

“Estas restricciones a la libertad deben ser proporcionadas y responder a una necesidad social imperiosa”, señaló el líder de los nacionalistas flamencos.

A pesar de ello, a nivel personal De Wever se declaró “fundamentalmente en contra” del uso del burkini en las playas y las piscinas de Bélgica y añadió que el conjunto del partido ha rechazado esa prenda como “símbolo de desigualdad entre hombres y mujeres, incluso cuando se lleva voluntariamente”.

El partido separatista se hallaba dividido respecto a la regulación del uso de este bañador en los espacios públicos desde que el 17 de agosto su diputada de origen marroquí Nadia Sminate pidiera prohibir el burkini en todo el territorio de Bélgica, tanto en las piscinas como en las playas.

Un día después, un portavoz del partido liberal francófono Movimiento Reformador (MR), al que pertenece el primer ministro belga, Charles Michel, manifestó su disposición a debatir el veto del burkini porque esa prenda “no fomenta la vida en común”.

Hoy el ex jefe del Gobierno y líder socialista Elio Di Rupo expresó a la emisora de radio Bel RTL su oposición al uso del burkini “en el plano filosófico”, pero consideró que prohibirlo sería una “necedad” y crearía “un problema suplementario”.

La polémica sobre el burkini surgió en Francia con su prohibición en Cannes y Villeneuve-Loubet, ambas en la Costa Azul, y desde allí se extendió a Bélgica, pese a que no es frecuente su utilización en las playas, según confirmaron los alcaldes de varias ciudades costeras al diario “De Standaard”.

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