Mirador de aves en ribera capitalina sigue a flote, pese al nivel del agua

El nivel del río Paraguay comenzó a disminuir y la altura del parque Ecobahía, al costado de la Costanera, permite a los ciudadanos llegar hasta las cercanías del litoral y deleitarse con el paisaje.

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Intactos. Los miradores, en ambas puntas permiten tener una visión privilegiada de la bahía.

El mirador de aves del parque Ecobahía, ubicado al costado de la avenida Costanera, en el Complejo Barrail, sigue intacto, pese a la crecida histórica del río Paraguay y las filtraciones de las que son víctimas varios sitios ribereños en Asunción.

El sitio fue visitado por muchas personas el fin de semana, quienes aprovecharon la altura del lugar y el clima para pasar la tarde en familia y apreciar el paisaje que se forma en los alrededores del litoral.

Si bien el acceso por la Costanera estuvo cerrado ayer, los ciudadanos se ingeniaron para ingresar por Concepción Leyes de Chávez, al costado del Sanatorio La Costa. Algunos solo para aprovechar el caminero, otros para apreciar el vuelo de las aves y hasta para realizar pesca deportiva.

La gente resaltó la tranquilidad que trasmite el lugar. Dijeron que debido a que aún no es muy conocido, se disfruta con comodidad de los camineros, los asientos del mirador y otros de cemento que miran a la ciudad.

Según Graciela Quevedo, coordinadora de Responsabilidad Social del Banco GNB, entidad que participó en la concepción del mirador, el terreno tuvo que ser rellenado, de modo a evitar que el agua llegue al parque y resultó. De hecho, el lugar está ubicado actualmente a una altura similar a la Costanera, por encima de los 64 metros sobre el nivel del mar.

Refirió que junto con la Fundación Milenio, la idea era que este mirador se convirtiera en un sitio de investigación sobre las aves migratorias que descansan o pasan por la zona.

Contracara de crecida. La otra cara de la moneda, les toca vivir diariamente a los pobladores de los barrios Obrero y Tacumbú de la capital.

Según relataron los lugareños, desde que se instalaron los damnificados sobre 21 Proyectada y calles aledañas, viven con constante miedo e inseguridad, sobre todo por asaltos nocturnos.

Rosemary Meza, quien vive en los alrededores del Cementerio del Sur, mencionó que varias veces observaron que gente a bordo de la motocicleta recorren las casas en horario laboral y que hasta logran entrar a algunas.

Por las noches, el temor se extiende a las paradas de buses. “Siempre hubo robos. Pero ahora como que hay un miedo general, porque no les conocemos, no sabemos qué necesidades tienen. A mi sobrino le asaltaron la vez pasada cuando llegaba a su casa, hacia Antequera”, expresó la vecina.

Varios ciudadanos también se quejaron de las “minifiestas” que se realizan en algunos refugios provisorios.

Según los testimonios, la música a todo volumen y la ronda de tragos es cosa de todas las noches.

Los pobladores pidieron mayor presencia de la Policía Nacional en los alrededores de los campamentos.

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