Mejora

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Cuando asumió recién Horacio Cartes, sus ministros se quejaban de que su antecesor, el liberal Federico Franco, había dejado una caja prácticamente vacía, lo cual imposibilitaba cumplir sus promesas electorales en esos primeros seis meses de mandato.

Se entendía que la función de su primer ministro de Hacienda, Germán Rojas, era la de conseguir los recursos para poder hacer frente a los compromisos establecidos en el plan de gastos estatal. Por eso, el primer año la población soportó estoicamente la falta de medicamentos en los hospitales o la casi nula ejecución de obras viales.

En ese primer año, el Congreso, por mayoría, aprobó una serie de leyes económicas que incluyeron la creación del impuesto al sector agropecuario (Iragro) y la generalización del impuesto al valor agregado (IVA), que alcanzó a frutas, verduras y productos medicinales naturales.

Por eso, muchos suponíamos que con más recursos generados por impuestos, sumados al endeudamiento público a través de la emisión de los bonos soberanos por un total de USD 1.780 millones –sin contar los préstamos de organismos multilaterales–, por fin se lograría que el Estado comience a cumplir su rol y florecieran las obras públicas en todo el país.

Sin embargo, sus ministros no supieron cómo vencer la burocracia y la situación continúa igual. Según el Informe Financiero 2014 del Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Obras Públicas ejecutó apenas el 54,7% de su plan financiero en todo el año (no el Presupuesto aprobado por el Congreso, sino el ajuste que realiza el Tesoro cada año).

En el caso del Ministerio de Agricultura, la entidad encargada de asistir a los pequeños y medianos productores, la situación fue similar y ejecutó apenas el 57,4% de lo asignado en su plan financiero. Este año, la situación no cambió mucho. A mayo, el Ministerio de Obras lleva ejecutado apenas el 22,3% de lo asignado para este año, mientras que el Ministerio de Agricultura ejecutó solamente el 21,7% de sus recursos.

La “selección nacional” de Horacio Cartes no está encontrando los mecanismos para avanzar a la siguiente etapa: la de la mejora económica para los sectores menos favorecidos. Seguimos sin clasificar a la siguiente ronda, mientras vemos cómo otros países sí lo logran. Como hinchada obligatoria de este partido, esperamos que quienes fueron designados para jugar este partido hagan bien su trabajo. Si no, como lo haría un buen director técnico, es hora de que usted, señor presidente, empiece a buscar jugadores con más alma y amor a la patria para ganar esa copa tan ansiada: la igualdad social de los paraguayos.

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