Lograr la independencia antela corrupción y la impunidad

Hace 209 años, en la noche del 14 y la madrugada del 15, los Próceres de Mayo salieron a las calles y a las plazas para romper las cadenas de un imperio colonial y hacer nacer al Paraguay como una nación libre y soberana. Hoy se requiere una lucha ciudadana diferente, que permita romper las cadenas de la desigualdad, de la pobreza, del autoritarismo, de la ignorancia, de la prepotencia, de la falta de sensibilidad ante quienes sufren y de la falta de respeto a quienes son diferentes. En memoria de los héroes, necesitamos, en estos tiempos extraordinarios que vivimos, lograr la independencia ante la corrupción y la impunidad para construir un país más justo y solidario.

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Como quizás nunca antes, este 14 y 15 de mayo nos toca a los habitantes del Paraguay celebrar las fiestas de la Independencia sin los habituales desfiles estudiantiles y militares, sin los coloridos actos en las calles y en las plazas, por motivo de las restricciones sanitarias impuestas ante la pandemia del Covid-19.

Al mismo tiempo, estas patrióticas jornadas nos sorprenden en un momento de inflexión, en que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, obligados a permanecer en nuestras casas o a practicar el aislamiento social para tratar de evitar el contagio, a la vez golpeados por la crisis sanitaria, social y económica, nos sentimos mucho más sensibilizados ante la realidad política del país.

El gran sacrificio que representa la actual situación de cuarentena, especialmente para los sectores más humildes de la población, con miles de familias que se han quedado sin ingresos debido a la gran reducción de las actividades económicas y las suspensiones o cierres de las fuentes laborales, nos lleva a exigir un cambio sustancial en el injusto sistema de funcionamiento del Estado, reclamando entre otros puntos el recorte de los altos salarios y los subsidios privilegiados de los que han beneficiado diversos sectores de poder.

Los drásticos efectos de la pandemia del coronavirus nos han permitido tener una comprensión mucho más clara de que algunas áreas sensibles, como la salud pública y la educación, que en todos estos años han sido prácticamente abandonadas o mantenidas en la marginación por las autoridades y por los miembros de la clase política, de ahora en más deberán ocupar la atención prioritaria del Gobierno y merecer muchos mayores recursos del presupuesto.

Hace poco más de dos siglos, en la noche del 14 y la madrugada del 15 de mayo de 1811, los habitantes de esta tierra se atrevieron a soñar con la libertad y la independencia, dando inicio a nuestra experiencia como República.

No ha sido fácil. Hemos debido enfrentar la Guerra de la Triple Alianza, que exterminó los primeros esfuerzos de autonomía, sufriendo el posterior despojo de nuestros recursos y territorios, luego otra guerra fratricida por defender nuestra soberanía en el Chaco, sucesivos golpes de Estado y guerras civiles, numerosos sistemas de gobierno tiránico, incluyendo a la más larga y feroz dictadura que nos ha dejado profundas heridas que aún no han sanado del todo.

Hoy vivimos el homenaje a los Próceres de Mayo con el urgente desafío de propiciar una nueva gesta, esta vez ante un virus mortífero que saca a luz las muchas falencias que se han acumulado en estos 209 años desde aquella noche y alborada de la Independencia, y nos muestra todo lo que aún debemos pelear por construir, para que nuestra nación sea realmente libre, digna e independiente.

Hoy se requiere una lucha ciudadana diferente, que permita romper las cadenas de la desigualdad, de la pobreza, del autoritarismo, de la ignorancia, de la prepotencia, de la falta de sensibilidad ante quienes sufren y de la falta de respeto a quienes son diferentes. En memoria de los héroes, nos falta lograr la independencia ante la corrupción y la impunidad para construir un país más justo y solidario.

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