La seducción

Enrique Vargas Peña

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La seducción (Del lat. seductio, -onis. 1. f. Acción y efecto de seducir. Seducir: Del lat. seducere. Conjug. c. conducir. 1. tr. Persuadir a alguien con argucias o halagos para algo, frecuentemente, malo. 2. tr. Atraer físicamente a alguien con el propósito de obtener de él una relación sexual. 3. tr. Embargar o cautivar el ánimo a alguien.) tiene, como se ve en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), tres variables posibles y sería bueno que determinemos, cuanto antes, si alguna de ellas es la que está desarrollando Horacio Cartes a través de Santiago Peña.

Para hacerlo propongo, en primer lugar, que no me crean a mí porque no es bueno ser crédulo y porque la maquinaria mediática de Horacio Cartes dice que yo lo critico por resentimiento, despecho y pichadura. Crean en los hechos:

Horacio Cartes es el único líder del movimiento Honor Colorado. Es el único jefe del grupo Cartes. Hecho.

Horacio Cartes quiere un Poder Ejecutivo hegemónico y para lograrlo alienta reducir las atribuciones del Congreso (bonos, presupuesto). Hecho.

Horacio Cartes prefiere aumentar el endeudamiento de nuestro país a modificar estructuralmente la tradicional asignación del gasto público. Hecho.

Horacio Cartes admite una fuerza pública autónoma y por ello no cuestiona la prevalencia del fuero militar (caso del vicesargento Giménez). Hecho.

Horacio Cartes no se siente molesto cuando las empresas vinculadas o cercanas a sus gerentes y ministros obtienen contratos públicos (Sacyr, Isolux). Hecho.

Horacio Cartes no rechazó la reelección vía enmienda y para que corra toleró que sus aliados en el Senado violaran nuestra Constitución y la brutal represión a sus defensores. Hecho.

Ruego al aparato mediático cartista que desmienta cualquiera de estos hechos, que me desprestigie en serio mostrando que miento, por favor. Y ruego a los lectores que reflexionen sobre si lo mencionado en la escueta lista de arriba son hechos o mentiras, por favor.

Si después de chequear la lista se llega a la conclusión de que son hechos y no mentiras, lo que tenemos al sumarlos es una gestión autoritaria y, peor, un proyecto autoritario (1. adj. Que se funda en el principio de autoridad. 2. adj. Que tiende a actuar con autoritarismo. Apl. a pers., u.t.c.s. 3. adj. Partidario del autoritarismo político. Apl. a pers., u.t.c.s. 4. adj. Propio de la persona autoritaria. 5. adj. Dicho de un régimen o de una organización política: Que ejerce el poder sin limitaciones).

Es un proyecto coincidente con la Constitución de José Félix Estigarribia de 1940 de nuestro país y en la de Augusto Pinochet de 1980 de Chile.

El movimiento Honor Colorado, el grupo Cartes y el aparato mediático cartista presentan ese modelo como idóneo para desarrollar nuestro país. Mussolini en Italia, Franco en España, Hitler en Alemania y Stroessner en Paraguay también presentaron la necesidad del desarrollo como justificación del autoritarismo.

Es un hecho, otro hecho, que en algunas reuniones cartistas se reivindica abiertamente a Stroessner. No parece casualidad.

Santiago Peña se declara continuador del “modelo Cartes”. Otro hecho. Es joven, buen mozo, bien educado y partidario del “modelo Cartes”. Todo indica que busca persuadir a los electores, con argucias (juventud, buena presencia, educación), para algo malo, el autoritarismo.

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