Si bien se espera que el PIB cierre en números positivos, aunque con un anémico crecimiento de 0,2%, este no será suficiente para que el PIB per cápita también se sitúe en esta senda. La banca matriz aplicó semanas atrás la tercera revisión a la baja a su proyección de variación del PIB para el 2019; del 4% inicial, pronunciado en diciembre pasado, se corrigió a 3,2% en abril y a 1,5%, en julio.
La economía paraguaya es golpeada por condiciones climáticas adversas que generarán una reducción de 6,2% del PIB agrícola y de 8% en el PIB de electricidad y agua (por los efectos de la sequía en la campaña sojera 2018/2019 y del menor caudal río Paraná en la generación de energía).
La ganadería también atravesó por dificultades derivadas de las inundaciones y la mayor competencia en los mercados de exportación, por lo cual se espera que este sector acabe el año con una caída de 0,5%. Las construcciones, por su parte, se vieron ralentizadas en la primera mitad del año por las intensas lluvias y la baja ejecución de obras públicas (esto último, por el cambio de Gobierno).
La industria y el comercio también retroceden en su nivel de actividad, y el BCP pronostica para estos segmentos una contracción de 1% y 2,4%. Los efectos de la menor producción agrícola y el deterioro de los países vecinos constituyen los factores que juegan en contra de estos actores económicos.
Todos estos elementos ya llevaron al PIB a retraerse en 2,5% en el primer semestre de 2019, pero se avizora un panorama más alentador de cara al 2020. La economista Patricia Goto explica que en el tercer trimestre del año se observa una mejora en variables como la actividad económica, la recaudación tributaria y el comercio exterior.