Gritos al Monday y al Estado

Por Sergio Cáceres Mercado – caceres.sergio@gmail.com

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print

La mala factura de la película Gritos del Monday apuntó directamente a los entes del Estado que adjudicaron miles de dólares a los productores. Lo que sucedió con esta producción en realidad ocurre todo el tiempo: el Estado financia obras y actividades que al final son un fiasco. De ahí luego tenemos escuelas cuyos techos caen sobre los niños, hospitales insalubres, rutas y calles con baches asesinos, almuerzos escolares vencidos y un largo etcétera.

Es cierto que una película tiene un aspecto donde entra en juego el gusto del espectador. En este sentido, la mayoría ha dicho que el filme es muy malo, pero hay algunos que lo han defendido. Esto es normal en este tipo de realización humana que apela a lo subjetivo. Pero también tiene un aspecto técnico donde la subjetividad es más difícil que juegue un papel importante, y en este sentido también las críticas han sido unánimes: deficiente guion, mala actuación y mala dirección de actores, nula edición, errores de continuidad, falta de originalidad, entre otros.

Pero esta doble manera de encarar una película no ocurre cuando de obras de infraestructura se trata. Ningún intendente financiado por Fonacide puede venir a decirnos que la caída del techo de una escuela es una cuestión de gustos y lo que en realidad nos falta es un fino sentido artístico. Ningún ministro nos puede acusar de subjetivos cuando una ruta se parte por la mitad ocasionando accidentes.

Ahora bien, al parecer la forma en que Gritos del Monday consiguió los fondos sí fue algo excepcional. Aunque muchas veces sean amañadas, las licitaciones y otras maneras de concurso son los caminos a través de los cuales empresas y terceros son adjudicados. En estos procedimientos existen cuestiones técnicas que se examinan en las propuestas y en el campo artístico y no hay excepciones. Pero parece que sí las hubo. En todo caso, los responsables de la película deberán justificar cómo fue que llegaron a conseguir tal dinero y por qué lo mal gastaron de esa forma.

Apoyar propuestas artísticas desde el Estado es más que necesario. En el caso de los audiovisuales, los montos suelen ser de los más elevados por todos los implementos técnicos necesarios. Pero sea cual fuere la rama –teatro, danza, plástica, literatura, festivales– deben ser examinados desde una justificación técnica, de lo contrario, nos pueden pasar gato por liebre. Los artistas deben ser apoyados, sean del interior o de la capital, pero no son ciudadanos de primera, deben pasar por el control del dinero que van a invertir en la obra como cualquier otro. Hay muchas lecciones que aprender desde esta película; que esta sea la más importante de todas.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Más contenido de esta sección