Hasta hace poco tiempo y desde hace casi tres décadas, los hermanos González Daher eran considerados poderosos e intocables, desde el feudo político que dirigían en Luque, su ciudad de residencia, en donde se habían adueñado de numerosos inmuebles arrebatados a las víctimas de su esquema fraudulento, y por los cuales ni siquiera pagaban impuestos, tal como lo había revelado una investigación periodística realizada por Última Hora y Telefuturo en agosto de 2010, pero que en su momento fue olímpicamente ignorada por las autoridades de la Fiscalía y del Poder Judicial, en donde el senador Óscar González Daher tenía mucha influencia.
“Los González Daher eran más poderosos que el mismo presidente de la República”, había asegurado el ex fiscal anticorrupción Julio César Nissen, cuando en 2002, siendo fiscal, imputó a Óscar González Daher por la tenencia de un automóvil de procedencia ilegal, pero una hora después fue suspendido en el cargo y luego destituido por el entonces fiscal general del Estado, Óscar Germán Latorre, como castigo por su “atrevimiento”.
La divulgación en 2017 de unos audios de conversaciones telefónicas que pusieron en evidencia las operaciones ilegales de tráfico de influencia de Óscar González Daher y sus cómplices desde la presidencia del JEM, sumados a un cambio de coyuntura política al interior del Partido Colorado (la victoria del abdismo sobre el cartismo), marcaron el inicio de la caída de quienes hasta entonces eran considerados intocables.
Tras la caída de Óscar, quien perdió su investidura de senador en dos ocasiones, y fue imputado en setiembre de 2018 por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y declaración falsa, junto con su hijo Óscar González Chaves, le tocó el turno a su hermano Ramón, imputado por lavado de dinero y usura junto a su hijo Fernando González Karjallo.
Las revelaciones que este diario sigue sacando a luz sobre el esquema de estafas, con relatos de numerosos afectados (se habla de más de quinientas denuncias promovidas por RGD contra sus víctimas, en un sistema de apriete y usura), señalan que el clan contaba con la complicidad de fiscales y jueces, y el evidente respaldo de padrinos políticos, que les permitían operar con absoluta impunidad. Recién cuando les soltaron la mano, ante los escándalos revelados por la prensa, fue posible que la Fiscalía empiece a investigar y a procesarlos.
Además de hacer justicia en estos casos, es importante arbitrar medidas para que clanes políticos corruptos no sigan operando libremente en regiones del país.